Diario de León

TRIBUNA

La castaña del Bierzo. La castaña de oro. Castañas y botillos

Publicado por
luis del olmo periodista
León

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C on permiso de los malagueños, que tienen en el Valle de Genal unas 3500 hectareas dedicadas a su cultivo, y con permiso de los gallegos que tienen su IGP que ocupa gran parte de sus cuatro provincias, la castaña de verdad, la castaña- castaña… es la berciana.

Aquel ‘kastanom’ griego, aquella ‘castanea’ latina, que vino de Asia buscando un sitio donde ser feliz, lo encontró aquí, en esta tierra nuestra de místicos y heterodoxos, patria prodiga en milagros y aventuras, paraíso de anacoretas y buscadores de oro, y por encima de todo, tierra de incansables degustadores de castañas. Y es que la castaña, cuando se hace berciana, sin perder sus características botánicas adopta un perfil interior especial, pues deleita a la vez al paladar y al espíritu.

Decir castaña, es decir Navidad, o para ser exactos, preparación para la Navidad. Terminado el oficio de difuntos de primeros de noviembre, salen a relucir los asadores. Llega el magosto, el «magus ustus», es decir, la grana fogata u hoguera. Las castañas se toman con el vino nuevo, el primero de la cosecha. Porque ya lo dice el refrán: «Por San Martiño/ se hace el magosto/ con castañas asadas/ y vino o mosto».

El aire de las noches de Noviembre, impregno desde antiguo el Bierzo con el aroma de las castañas asadas. El magosto era el momento ideal para, después de pasado el equinoccio, se dieran por definitivamente acabadas las cosechas. Proclamada por tanto la castaña, como reina de un solo día, todos los familiares y amigos se animan en las horas nocturnas con el influjo que predispone al buen ambiente. Entre pelar castañas, cortar rodajas de chorizo, charlas y pequeños tragos ira transcurriendo una noche tan espacial al calor de la hoguera. Nadie que haya vivido aquí podrá olvidar los increíbles magostos que disfrutamos en nuestra niñez., con la misma ilusión con que saboreamos los que nos ofrece cada otoño de nuestra vida presente.

Pero en fin, ya se sabe. Castañas hay muchas, las del Bierzo son las mejores y las de Prada son las mejores del Bierzo. Porque Prada las tiene de oro.

Un buen día, José Luis Prada, que lleva al Bierzo en su sangre, porque en vez de glóbulos rojos tiene glóbulos bercianos, quiso bañar la castaña en el oro de las Medulas, y ofrecerla como premio a través de su fundación, a todas aquellas personas o instituciones que se hayan distinguido en reconocer, promocionar y elevar a lo mas alto, los solidos valores de nuestra tierra.

Porque, está, es una verdad mas berciana que el Temple. ¿Quién no ha culminado un suculento botillo con el postres de unas castañas en almíbar, como las que envasa Prada a Tope? Esta combinación se ha hecho tan popular, que estoy convencido que ya lo devoran hasta los chinos de Shangai, porque algún berciano los esta deslumbrando con la rotundidad de su sabor.

El Bierzo no solamente es tierra de puertas abiertas que acoge a todos los visitantes como si fuesen paisanos. El Bierzo tiene también una vocación universal, que quiere proyectarse a lo largo y a lo ancho de nuestro pequeño gran mundo. A través de la radio de Protagonista, hemos tenido el honor y el privilegio de llevar muchas veces el botillo a Barcelona y el magosto a Madrid. A partir de esta Castaña de Oro, irán juntos a todos los sitios. Ni botillos sin castañas, ni castañas sin botillos. A partir de ahora, serán los compañeros inseparables que harán las delicias en las mesas de toda España, y se sentirán muy felices todos aquellos paisanos que andan dispersos en nuestra geografía, pero tienen una misión común, la de ejercer de bercianos. Porque El Bierzo además de ser es un lugar de nacimiento, es también un ejercicio. El que no ejerza de berciano es que ha nacido en otro sitio.

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