Diario de León
Publicado por
Jaime Lobo Asenjo Ex senador del Reino de España
León

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E l colmo, es algo desmesurado que sobrepasa los limites de lo aguantable. Pues bién, el Sr. alcalde de Sabadell, y la Corporación que preside, han hecho suyo un informe, para que en el municipio se elimine cualquier referencia a «gente» como Antonio Machado, Goya, Calderón, Quevedo, Larra, Bequer y otros ‘fachas’ por representar, dicen, un modelo pseudo cultural franquista... y nosotros sin saberlo. Se puede ser idiotas, pero no más.

Y todo, deviene de la dichosa Ley de la Memoria Histórica, que ha pervertido los conceptos. La memoria es algo individual, a veces afectiva y a veces fabuladora y la Historia es una disciplina académica que debe analizar los hechos con rigor y método.

Pero no, una vez más sale a la superficie el odio, dividiendo a los españoles. No se puede admitir la imposición de esta Ley de forma sectaria, pues de igual manera debería ser aplicable a los que formaron parte del Frente Popular, cuyos símbolos florecen, ofendiendo sin duda a los descendientes de quienes fueron víctimas del odio marxista.

Están ocurriendo cosas aberrantes, como que una comunidad autonoma (Aragón) prohíba cantar El cara al Sol, mientras se puede cantar, descaradamente y puño en alto La internacional, himno de la Unión Soviética hasta 1953 y sus ‘gulags’, y no pasa nada. O ‘la Varsoviana’ más conocida como ‘A las barricadas’, composición de autor polaco y contenido anarquista en la que sé pide «alzar el puño contra el capitalismo explotador». Himno superutilizado por la FAI y la CNT. Y no pasa nada.

Eso sí, el El cara al Sol nada. Se puede pueden utilizar banderas como la tricolor republicana o la roja con la hoz y el martillo, y no pasa nada, mientras que la nacional puede ser quemada impunemente y el himno de España pitado atronadoramente... y no pasa nada.

No es la primera vez, que me permito analizar lo efectos, para mi nefastos, de la ya menciona Ley, que está causando en la sociedad, entre otros muchos, los cambios en el callejero, como esta ocurriendo en León. A mí todo esto me parece un despropósito, ya que mientras se quiere eliminar el recuerdo de los vencedores de «aquella contienda», se erijan homenajes a los incompetentes que la perdieron. O todos o ninguno. Así, nos encontramos con casos como el del Ayuntamiento de Madrid que decidió, dicen que por prudencia, paralizar los cambios en el callejero nada más y nada menos que de 52 calles; bueno por prudencia y porque particulares y asociaciones lo han demandado ante los tribunales de justicia, por creer que muchos de los cambios no tienen por que verse afectados por la Ley de Memoria Histórica.

El 18 de julio de 1936 debería ser exclusivamente materia de estudio por los historiadores, pues han pasado nada nada más y nada menos que 81 años. Pero claro, los movimientos de tendencia claramente comunistoide, de camisetas e ignorancia supina, junto con los separatistas, se empeñan en recordar una y otra vez la tragedia que supuso la Guerra Civil y en resucitar viejos fantasmas, dirigidos por unos políticos irresponsables, presentándonos una lamentable tergiversación histórica.

En primer lugar se niegan a reconocer, pese a la abundante documentación existente, que lo ocurrido no fue simplemente un golpe de estado contra la legalidad vigente, ya que por entonces no existía ninguna legalidad, sino una situación de emergencia nacional. Ya sé que lo que digo no es políticamente correcto, pero no estaría de más que nuestros mediocres gobernantes, recordaran lo que realmente pasó y lo que puede pasar, y no permanecer instalados en un cobarde relativismo.

Vivimos estos días con creciente preocupación. Es cierto que todas las comparaciones son odiosas, pero lo de ahora puede dejar el aforismo muy debilitado. Me gustaría estar equivocado, pero creo que los españoles debemos empezar a tomar en serio los preocupantes indicios que se dan en el ambiente. Indicios de vandalismo, violencia y desafío a las leyes que nos hemos dado y que se vienen produciendo, leyes que estableció el sistema democrático de la Constitución de 1978.

El desafío independentista avanza con todo el desparpajo, mientras que el Gobierno parece paralizado. El respeto a la Justicia, los derechos de los demás, el cumplimiento de los deberes ciudadanos, parece que han entrado en crisis, parece que eso de cumplir la Ley es algo atrasado, haciendo creer a las buenas gentes que todas las leyes han sido elaboradas para oprimir y que es necesario cambiarlas, por Dios sabe que.

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