Transición justa

Atención: metáfora política suelta. La central de propaganda acaba de poner en funcionamiento un nuevo eslogan para aderezar lo que se nos viene. La «transición justa» se vende ya en los mostradores del márketing del Gobierno de Sánchez como el nuevo maná que resolverá los problemas de las cuencas mineras y aportará un horizonte de desarrollo a esta tierra. Con capitulares, dentro de esa moda que eleva mayúsculas con priapismo para ocultar la flacidez del cargo o la idea, el concepto arma un adjetivo detrás del nombre para que el significante no se desacarríe por las sendas del significado que todos tenemos en la cabeza. Transición, cuando aquí se cita ligada a la minería, remite con inmediatez a la imagen de la entrada al valle de Sabero por Sahelices con los castilletes rendidos, los pabellones vacíos salvo un puñadín de puertas y los desmontes del paisaje aún tiznado de negro, como un negativo de la fotografía en color que nos quieren pintar ahora para Gordón, Villablino y el Bierzo. Menos mal que esta vez va a ser «Justa», nos advierten desde el ejecutivo socialista, para que no pensemos que al final, millones de euros después, la solución se va a limitar todo a cambiar de nombre al río para llamarlo curso de aguas bravas.

El nuevo plan del PSOE se aguarda en León con el recelo de una provincia que ha visto cómo el sacrificio de sus sectores productivos y sus recursos, dentro de las estrategias políticas nacionales y autonómica, empujan fuera a los hijos de quienes sufrieron aquella reconversión pagada con propinas. No extraña que la «transición justa» escame aquí cuando aparece publicitada por la administración que casi tres décadas después reinventa el título de la farsa para que el espectáculo continúe, aunque las críticas vengan alimentadas por el mismo PP que durante los últimos siete años dejó morir por inanición a las cuencas y ahora parece que tiene todas las soluciones. Nunca se comió en esta tierra de las metáforas políticas, ni tuvieron crédito las iniciativas articuladas como cuidados paliativos para que el tránsito fuera sin dolor pero sin pilares de reindustrialización, como demuestra la caída del padrón año tras año.

Por si los creadores del término lo han pasado por alto, avisamos de que la justicia empieza por dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. No vaya a ser que lo de justa sea por cómo nos va a entrar otra vez la transición.