Primera Guerra Mundial

E ste año se cumplen cien años de la finalización de la Primera Guerra Mundial conocida como la Gran Guerra. Por primera vez en la historia el ser humano había alcanzado la posibilidad de masacrarse de forma masiva. Diez millones de soldados murieron en los cuatro años que duró este conflicto bélico. El detonante de la guerra fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo por un serbio. Esto desencadenó la declaración de guerra por parte del imperio Austrohúngaro a Serbia. A partir de aquí, se desencadenaron toda una serie de acontecimientos que involucraron a las principales potencias mundiales y sus satélites en una guerra que por primera vez alcanzaba dimensiones de globalidad.

El nacionalismo y colonialismo jugaron un papel determinante en el desencadenamiento de esta gran tragedia. Alemania tras su victoria en la guerra franco-prusiana había iniciado una carrera por colocarse a la altura del imperio británico y la colonial Francia. Pero, había llegado un poco tarde su expansión colonial porque casi todo lo que podían ser colonias ya estaban ocupadas por sus competidores.

Un fuerte nacionalismo se estaba apoderando de la militarizada Alemania. El poder de los militares en el gobierno alemán era tan fuerte que se decía por aquel entonces que el ejército alemán tenia un país y no al revés. Y, aunque perdieron la guerra, el sentido militarista agresivo permaneció en el pueblo alemán y fue una de las causas del triunfo del partido nazi de tan funesto recuerdo.

Esta guerra, como todas por otra parte, está llena de grandes contradicciones y complejidad. Por ejemplo, en su tercer año en 1917, se produce la revolución rusa. Revolución que fue apoyada por los militares alemanes facilitando el traslado de Lenin a Rusia. No sabían entonces que su deseo de bloquear al ejército del zar y evitar así luchar en dos frentes a la vez, con el paso del tiempo, sería la Unión soviética la tumba de sus aspiraciones para dominar el mundo.

Las consecuencias también fueron radicales. Desapareció el imperio Otomano y este hecho arrastra consecuencias hasta la actualidad. Todo el conflicto de los, resumámoslo así, países árabes, tiene su inicio en la extinción del poder centralizado turco que dio origen a países como Irak o Siria, en definitiva, un lío terrible. Los turcos fueron sustituidos por las potencias occidentales que se dedicaron a tutelar bajo diferentes formas jurídicas a los embriones de los incipientes estados. Este hecho fue denunciado por una de las leyendas que contribuyeron de forma definitiva al levantamiento y posterior independencia de los países árabes respecto de lo turcos.

Fue el oficial británico, Lawrence de Arabia, el primero que se sintió engañado por su gobierno al darse cuenta de que no se les daría libertad a los árabes, sino que simplemente cambiarían de dueño. A pesar de haber luchado al frente de un ejército árabe, vio sus deseos frustrados de que fuera reconocida la participación de los árabes en la guerra con la consiguiente recompensa de decidir su futuro por sí mismos.

Otras consecuencias, de alcance menos global pero que fueron determinantes de cara a la segunda guerra mundial, por ejemplo, las lecciones aprendidas de los militares que combatieron. Perfeccionaron sus estrategias y tácticas al tiempo que el desarrollo tecnológico colocó al carro de combate como una de las armas principales de futuras contiendas junto con el avión. Destaca en este sentido la doctrina desarrollada por el alemán Erwin Rommel quien escribió una obra basada en su experiencia de combate La infantería al ataque.

La Primera Guerra Mundial no sirvió para unir a Europa, ni al mundo. Sí hubo un intento de establecer organizaciones internacionales que sirvieran como elementos moderadores de los conflictos como la Sociedad de Naciones, pero lo cierto es que fracasó estrepitosamente al no poder evitar la Segunda Guerra Mundial.

El Tratado de Versalles impuso unas condiciones draconianas a los alemanes. Esto, nunca lo perdonaron y fue un alimento para el sentimiento de revancha germano que desencadenó en más nacionalismo y más odio. Finalmente, todos sabemos lo que ocurrió.

Parece que no aprendemos de las guerras, que no aprendemos del horror y seguimos con conflictos bélicos a lo largo de todo el planeta. Nadie sabe cómo será la tercera guerra mundial, quizás ya estemos en plena batalla solo que en este caso el enemigo somos nosotros mismos. La pérdida de toda convicción y el progresivo deterioro de valores están colocando al ser humano en un conflicto de todos contra todos e incluso contra nosotros mismos. Es un conflicto tan peligroso como cualquier conflicto armado, de consecuencias que no son predecibles.