Diario de León
León

Creado:

Actualizado:

Como quería ver la negrilla que inspiró a Amancio González su escultura frente al escaparate de Pastor, su hermano Germán me llevó a Villahibiera. Por el trayecto, fue tirando de memoria. A los cuatro años éste fue atropellado por un coche, en la carretera frente a su casa. Aquel suceso, cuando salió volando, aún es muy comentado, como pude comprobar. En cambio, él no lo recuerda, pese a que estuvo hospitalizado y guardó largo reposo. Ya en el pueblo, antes de dirigirnos hasta la negrilla, paramos en el bar de Rosa, prima de Demetrio Fernández, autor de la excelente novela Sinfonía de Praga. Luego, me detuve ante un caño, con el cartel de «no clorada». Sobre el agua de Villahibiera se dice que si la bebes te vuelves modorro. Los villahibierienses no se lo creen, pero algunos la beben y otros no. Por si acaso, me limité a refrescarme el flequillo. La negrilla ha perdido tamaño, pero aún denota que aquella armadura perteneció a un gran rey.

Me cuentan que los niños al salir de la escuela se metían dentro del hueco del árbol y que, cuando ya no cabían más, se sentaban en las ramas. Hoy es solo eco de lo que fue, pero si fuiste gigante lo eres ya siempre. El niño que queda en ti fija el tamaño poético de seres y de cosas, el que importa. En muchos pueblos la vida era dura, aunque la felicidad también recuerda.

«Pues los tres de Tinina son muy listos y de aquí», argumentó Maribel al ser preguntada por el caño. En esto, llegaron sus hijas. Y le interrogó a Germán: ¿A que son guapas?». Una de ellas, la rubia, precisó risueña: «Mejor buena que guapa». Antonio Machado habría asentido feliz. No sé si su agua de provoca o no modorra, pero algo ha de tener un pueblo cuyos vecinos saben tan bellas verdades.

Antes de marchar, en casa de los González me contaron lo del atropellamiento. Luego, el padre se colocó en la carretera, para señalar cuando no venían coches. «Ahí, donde está él, me atropellaron», me dijo. Según la investigadora María Llorens, «el cerebro es una caja negra de la que no sabemos nada». Cierto. Y del corazón, como cofre de bondad, muy poco. Al despedirse, Germán me regaló su último libro, escrito con Ana María Liñares: La felicidad viene a cuento. Y más en Villahibiera.

tracking