La reforma y los negreros Losetas y turismo en León La reforma y los negreros Losetas y turismo en León

Escribo esta carta para llamar la atención del público sobre un aspecto de la reforma que el Gobierno pretende, del que no he encontrado la menor alusión hasta el momento, y mira que conocemos casos. Concierne al «castigo», o flagelación podríamos decir también, programada para aquellos que osen rechazar una oferta de trabajo. No sólo puede ser indeseable un puesto por ser inferior a la formación del trabajador o a sus expectativas -necesidades- económicas. Conozco a un pájaro que no paga las horas extraordinarias que debiera, que aunque estén prohibidas, en casi todos los casos, por lo menos en la Construcción, el comprometerse a hacerlas es condición indispensable para ser contratado, o para no ser despedido. Niega o escamotea derechos de los trabajadores reconocidos por la ley, busca la incomodidad del trabajador si quiere despedirlo, valiéndose del deber de éste de obedecerle, y otras hazañas en fin, con las que logró hacerse odioso a toda la plantilla; -la cual, se renueva con más frecuencia que el periódico que está leyendo. Es un decir-. Ya me ha pasado en algún caso recibir una oferta de trabajo de alguien así después de haber experimentado su catadura moral. ¿Que qué hice entonces? Pues lo mismo que el señor Aznar pretende penar con tres meses menos de prestación por desempleo, la primera vez; seis, la segunda, y la total extinción de ese derecho, la tercera. Alfredo Jamás González (León). Desgraciadamente lo único que esta ciudad puede ofrecer a sus visitantes, es una gran cantidad de loseta que adorna los monumentos y alguna estatuilla millonaria que pretende tapar los defectos de esas losetas mal colocadas y por supuesto esas cuatro piedras que definen esta ciudad. En resumen, lo que sucede es que León culturalmente apenas se ha modificado desde hace al menos un siglo, porque la historia de nuestra urbe lleva arrastrando un déficit muy importante: Desde la inexistente rehabilitación y conservación de la muralla y cerca de la ciudad, hasta la apertura de Palat del Rey que desde hace veinte años se está rehabilitando -van camino de Guinness-, además de casos sangrantes como el Palacio de los Condes de Luna que cuandos e pongan a rehabilitarlo podrán utilizar la excavadora porque ya no quedará nada. Y por supuesto otra cuestión primordial es el Museo Provincial, un proyecto que nunca parece acabar, pese a tener al frente a una de las personas más válidas de esta ciudad como es Luis Grau. Si seguimos revisando proyectos, tenemos que recordar la rehabilitación del Palacio de Don Gutierre -en parada técnica o más bien física-; la cripta catedralicia, acabada hace cinco años, preparada para que las arañas puedan visitarla ya que los humanos no podemos. Otro de esos proyectos es la ansiada aula arqueológica de Santa Marina, pero eso sigue siendo un proyecto que, como otros, se harán realidad para cuando esta ciudad sea un museo, porque a este paso no quedará ni un bedel para abrirla. El futuro cultural de esta ciudad, pese a lo que pretenden mostrarnos los políticos, sigue y las perspectivas de futuro no son muy halagüeñas, pese a que ahora se pretenda hacer un faraónico museo de arte contemporáneo para unas obras que se han de comprar a un precio elevado, cuando las principales obras artísticas de la ciudad siguen descuidadas. Diego Fidalgo Díez, (presidente Asociación Cultural Leonesa para el Fomento de los Estudios Históricos). Escribo esta carta para llamar la atención del público sobre un aspecto de la reforma que el Gobierno pretende, del que no he encontrado la menor alusión hasta el momento, y mira que conocemos casos. Concierne al «castigo», o flagelación podríamos decir también, programada para aquellos que osen rechazar una oferta de trabajo. No sólo puede ser indeseable un puesto por ser inferior a la formación del trabajador o a sus expectativas -necesidades- económicas. Conozco a un pájaro que no paga las horas extraordinarias que debiera, que aunque estén prohibidas, en casi todos los casos, por lo menos en la Construcción, el comprometerse a hacerlas es condición indispensable para ser contratado, o para no ser despedido. Niega o escamotea derechos de los trabajadores reconocidos por la ley, busca la incomodidad del trabajador si quiere despedirlo, valiéndose del deber de éste de obedecerle, y otras hazañas en fin, con las que logró hacerse odioso a toda la plantilla; -la cual, se renueva con más frecuencia que el periódico que está leyendo. Es un decir-. Ya me ha pasado en algún caso recibir una oferta de trabajo de alguien así después de haber experimentado su catadura moral. ¿Que qué hice entonces? Pues lo mismo que el señor Aznar pretende penar con tres meses menos de prestación por desempleo, la primera vez; seis, la segunda, y la total extinción de ese derecho, la tercera. Alfredo Jamás González (León). Desgraciadamente lo único que esta ciudad puede ofrecer a sus visitantes, es una gran cantidad de loseta que adorna los monumentos y alguna estatuilla millonaria que pretende tapar los defectos de esas losetas mal colocadas y por supuesto esas cuatro piedras que definen esta ciudad. En resumen, lo que sucede es que León culturalmente apenas se ha modificado desde hace al menos un siglo, porque la historia de nuestra urbe lleva arrastrando un déficit muy importante: Desde la inexistente rehabilitación y conservación de la muralla y cerca de la ciudad, hasta la apertura de Palat del Rey que desde hace veinte años se está rehabilitando -van camino de Guinness-, además de casos sangrantes como el Palacio de los Condes de Luna que cuandos e pongan a rehabilitarlo podrán utilizar la excavadora porque ya no quedará nada. Y por supuesto otra cuestión primordial es el Museo Provincial, un proyecto que nunca parece acabar, pese a tener al frente a una de las personas más válidas de esta ciudad como es Luis Grau. Si seguimos revisando proyectos, tenemos que recordar la rehabilitación del Palacio de Don Gutierre -en parada técnica o más bien física-; la cripta catedralicia, acabada hace cinco años, preparada para que las arañas puedan visitarla ya que los humanos no podemos. Otro de esos proyectos es la ansiada aula arqueológica de Santa Marina, pero eso sigue siendo un proyecto que, como otros, se harán realidad para cuando esta ciudad sea un museo, porque a este paso no quedará ni un bedel para abrirla. El futuro cultural de esta ciudad, pese a lo que pretenden mostrarnos los políticos, sigue y las perspectivas de futuro no son muy halagüeñas, pese a que ahora se pretenda hacer un faraónico museo de arte contemporáneo para unas obras que se han de comprar a un precio elevado, cuando las principales obras artísticas de la ciudad siguen descuidadas. Diego Fidalgo Díez, (presidente Asociación Cultural Leonesa para el Fomento de los Estudios Históricos).