Diario de León
Publicado por
Isidoro García Getino
León

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El primer derecho universal del niño es el derecho a ser niño toda su niñez. Determinados progres políticos han elaborado unos muy cuestionables protocolos para detectar el maltrato infantil en la familia. ¿Es la familia el mayor, peor y principal maltratador de niños? Sin duda están errando plenamente el objetivo. Porque esos protocolos tienen una finalidad, y solo una: atacar despiadadamente a la familia que es el primer y principal benefactor, protector, educador y refugio del niño. Las excepciones, como en todo orden de la vida, siempre estarán ahí.

Por el contrario, queda fuera de protocolos el mayor maltratador infantil: el ministerio de educación con su infame forma de encerrar a los niños, antes de los 6-7 años, en escuelas, para que no se eduquen ni aprendan a ser mayores, privándoles de infancia.

Maltrato infantil es lo que hace ese sistema politizado, con agentes que ni saben ni entienden que muchas leyes, que las ideologías progres en boga, que grupos de presión fuertemente subvencionados, y que el sistema (mal llamado) educativo, están directamente maltratando a la infancia escolarizada; y eso no es la familia, es política contra la familia y contra los niños.

¿Qué está haciendo el gobierno al respecto? Maltratar infancia a través del ministerio de «deseducación». Y es que la niñez no vivida es una enfermedad que puede durar toda la vida (algo así decía C.G. Jung), y el sistema educativo fomenta amplia y alegremente esa enfermedad.

Es sagrado el derecho del niño a ser niño, aprender como niño y vivir como niño toda su niñez. Hoy ese derecho no se respeta, tampoco lo respeta la Comisión Europea porque les estorban los niños; y las leyes, en Europa y en España se hacen, cada día más, en contra de los niños, y de la familia. Eso es maltrato infantil. El culmen del maltrato acaba de ser aprobado en la C. Europea y en España vamos sobrepasando el culmen.

Se construye una sociedad pensada solo para adultos y sin contar para nada con lo que necesitan los niños, que no es escuela a los 0, a los 3, a los 5 años; y mucho menos necesitan ideologías ni género, les basta su sexo. Ellos necesitan infancia, que les dejen ser niños. Necesitan aprender como niños, no como escolares, mucho menos como género; todo eso ya vendrá más tarde.

Encerrados en escuelas, casi desde que nacen, y enseñándoles a leer desde los 3 años, cuando el niño no está preparado para leer (ni maldita la falta que le hace), eso es cercenar infancia = maltrato infantil. Además, quita un tiempo precioso a lo realmente importantes a esas edades: el desarrollo y organización neurológica, que es justamente lo más opuesto a la inmadurez que se está fomentando con el desequilibrio que se les causa induciéndoles a la duda, la confusión, la inseguridad, el cuestionamiento de su propia identidad, el conflicto, la adultez prematura, la destrucción de niñez en toda su esencia y su identidad. Traumatizarles, es lo que se hace con ideología, con género, con la deseducación sexual que se imparte a muchos niños en escuelas. Siembran duda y temor = confunden y desequilibran niños = maltrato infantil.

Nuestros legisladores deben saber que: ni más pronto se llega antes, ni más deprisa se va más lejos. Más escuela no hace más sabios, ni más temprano leer hace mejores lectores, sí más aborrecedores. La confusión desequilibra a los niños y lo abstracto les produce miedo (género es algo totalmente abstracto, ideología es la antítesis de niñez).

La infancia es el período de la vida para educarse estructurando la mente (organización neurológica) y ello tiene lugar a través del movimiento, el juego, la naturaleza y la vivencia afectivo-emocional. No educa la escolaridad prematura ni infiltrar ideología. La imaginación, el descubrimiento, el asombro y la creatividad son las armas supremas del niño, y la familia su espacio natural por la seguridad que le proporciona. Ayudar a la familia es evitar maltrato infantil. Si añadimos la aportación y el acompañamiento de educadores infantiles bien formados como tales, se educa también a la familia que necesita implicación, no esquivar la educación de los hijos.

El encierro prolongado, acelerar los ritmos, las letras y los números, atiborrar el día de actividades, de estímulos, de pantallas y animaciones, nunca han producido beneficios de salud, conocimiento ni felicidad, pero sí producen mucho maltrato infantil.

La sabia naturaleza nos ha dotado con mecanismos de desarrollo mucho más eficaces que las aulas escolares para infantes: la inocencia, el movimiento, la imaginación, el misterio, el juego, la creatividad, el asombro ante la belleza, la sorpresa ante la verdad y el embeleso ante la bondad, son dones insuperables, no importa lo que la humanidad haga con toda su tecnología, nunca los va a superar; y menos con escuela. El acompañamiento de la familia y de educadores plenamente formados en infancia, potencia esos dones; la escuela los jibariza.

La infancia tiene sus tiempos, que varían mucho de unos niños a otros, lo que no quita ni pone nada a los otros ni a los unos. La prisa por adultez paradógicamente produce infantilismo porque va contra natura. Expulsar al niño cuanto antes del edén infantil es un abuso maligno, es auténtico maltrato infantil. ¿Buscan ese maltrato (que no es familiar) los técnicos que promueven protocolos y la escolaridad a los 3 años, así como los políticos que quieren se escolarice desde los 0 años? ¿Son ignorantes o malvados? ¿Saben algo sobre la infancia, sobre educación, sobre desarrollo, sobre la mente infantil, sobre lo que favorece o perjudica a los niños? Respuesta: ¡claramente no!

«No escuela» significa que hay alternativas mucho mejores para el niño y sus necesidades hasta los 6 años: Familia y Educación Infantil bien organizada y llevada por especialistas plenamente cualificados que trabajan tanto con los niños como con los padres, dando seguridad y no desequilibrio a los niños. Espacios, especialistas y recursos son las aportaciones que las administraciones deben realizar; la escuela es otra cosa, para más adelante.

Mucho me temo que desde la política y sus leyes se está confabulando contra la familia, no contra el maltrato infantil que, más bien parece lo buscan y lo promocionan; eso es cinismo institucional, es destruir los cimientos mismos de la sociedad, es aberración política y el culmen de la perversidad.

primero favorezcan a la familia con hijos y su desarrollo-educativo, no escolar. después apliquen protocolos…dicten leyes sabias y sociales, aporten recursos, pero no metan ideología maltratadora, no recorten infancia con escuela ni destruyan los fundamentos de la sociedad que son la familia y la educación de los niños.

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