Diario de León
León

Creado:

Actualizado:

Pues yo no le daba trabajo a Roldán, en todo caso se lo pedía. Con lo que tiene guardado, bien se puede montar una multinacional él solito. Además, tal como está el patio de las televisiones, no me extrañaría que lo fichasen para comentar con el Matamoros una edición de Gran Hermano. Hoy las televisiones no le hacen ascos a nadie, cuanto más monstruo mejor. Lo difícil es que salga un Nobel en la tele, no digamos un premio nacional de poesía. Al español de a pie, le extraña que pueda salir de la cárcel un señor que no ha devuelto lo robado y que no se arrepiente de sus delitos, pero es que no está nuestra cultura media como para entender metafísica. Roldán es un misterio, un agujero negro, una oposición a nota- rías. Pero aún así, raspas y no hay épica. No es Fantomas. Ni Alibabá. Tampoco Arsenio Lupin. Ni Curro Jiménez. Parece escapado de una historieta de Ibáñez, con algo de pintura negra. Y es que el chorizo sólo tiene glamour en la cazuela. A puntito estuvo de ser nombrado ministro del Interior. Recuerdo un titular de Asunción, en la revista Tiempo: «Pongo la mano en el fuego por Roldán». Todavía debe dolerle la quemadura. Por cierto, en Zaragoza eran muchos quienes sabían que no era trigo limpio, ya desde que ejerció de concejal. Pero la política tiene estas cosas, un sinvergüenza puede alcanzar cargos de responsabilidad si tiene padrinos y esa cogorza del ego que caracteriza a ciertos tipos. Roldán no se corrompió en el camino, llegó ya con la honradez llena de parches. Eso sí, era muy trabajador, dedicaba las 24 horas del día a lo suyo. Roldán no le hubiese inspirado a Shakespeare una tragedia. Es demasiado ramplón como personaje, no hay matices psicológicos en su proceso de corrupción. Puede decir como Falstaff, en Enrique IV.: «El honor es un simple escudo de armas¿ y así acaba mi catecismo». En efecto, raspas y no hay nada, salvo dinero oculto debajo de un ladrillo. Con materiales así ni Estefanía hubiese podido escribir una del Oeste.

tracking