Lectura no obligatoria
Sabido es que en cuestión de lectura cada cual se mueve a su aire, ya que los consejos de uno pueden no servir para otro. Hay que apañárselas. También tenemos que contar con que muchos ni siquiera están dispuestos a leer nada. Puede que si lo has mamado, te sea más fácil esta adicción, aunque nadie está excluido de este club de la lectura. La inmensa mayoría hemos ido leyendo atendiendo a los niveles de estudio. Pero tampoco esta obligación nos da pasaporte para adquirir el hábito lector. Leer nos evade, nos ilustra, nos transporta, nos enseña, nos acompaña… Un buen libro basta para quedar varado en la orilla de la ilusión.
Por eso me atrevo a proponerte unas lecturas. No descarto las discrepancias, pero puede que abra alguna puerta a muchos indecisos. Bastaría que alguien siguiera estos consejos para que mereciera la pena este salto en el vacío.
Tampoco tengo claro si decidirme por títulos o autores. Es verdad que los buenos autores brillan siempre, pero también pueden escribir un mal libro o un libro poco aseado. Todo depende de las exigencias de los editores. De ahí que trataré de combinar obras y autores sin saber cuál es la mejor opción. Y citaría entre los autores a G. García Márquez, Ramón J. Sender, A. Barea, Miguel Delibes, R. Bolaño, Luis Landero, Eduardo Mendoza, Truman Capote, María Dueñas, Miguel de Unamuno, Pío Baroja, J.D. Salinger, Ignacio Aldecoa, Antonio Gala, Benito Pérez Galdós, Mario Vargas Llosa, Torrente Ballester, Carmen Martín Gaite, Álvaro Pombo, A. Sillitoe, Umberto Eco, Julio Llamazares, Julio Cortázar, José Luis Sampedro, J. Saramago, Javier Cercas, Héctor Abad, Juan Marsé, M. Proust, S. King, Manuel Vilas, D. Trueba, P .Auster, Camilo José Cela, Rafael Sánchez Ferlosio, A. Tabucci, Julia Navarro, Irene Nemirovsky… Y entre las obras mencionaré: La Regenta, El Quijote, Lecciones de ilusión, Calle Feria, La ciudad de los prodigios, El Jarama, Juegos de la edad tardía, Patria, Cien años de soledad, Mentira, La novela de don Sandalio, jugador de ajedrez, Fortunata y Jacinta, La saga fuga de J.B., La familia de Pascual Duarte, La colmena, el guardián entre el centeno, A sangre fría, las trilogías de R.J. Sender y de A. Barea, El nombre de la rosa, La lluvia amarilla, Rayuela, Intemperie, El olvido que seremos, El túnel, La fiesta del chivo, 2666, El árbol de la ciencia, Últimas tardes con Teresa, Memorial del convento, Pedro Páramo y el llano en llamas, Soldados de Salamina, Sostiene Pereira, Tiempo de silencio…
Puede que estas listas te parezcan excesivas, pero son fruto de lecturas y relecturas. Me imagino que cualquier lector medio puede citar otros nombres. A mí me gusta leer, pero no descuido otros quehaceres. Pongamos que dedico dos horas al día a la lectura y con eso, si lo hacemos habitualmente, podemos llegar lejos. Bien mirado, ni siquiera podemos leer lo que se edita en un solo día en el mundo, así que tendremos que conformarnos con esta escasa dedicación a un oficio altamente gratificante.
El orden es aleatorio y nada tiene que ver con la calidad o el interés de la obra o el autor. He releído muchos libros, porque solo al releerlos captamos todo el trasfondo de lo escrito. No obstante si tuviera que concretar un poco estas listas saldría un listado más reducido, como si se tratara de un frasco de esencia pura: La Regenta, El Quijote, Lecciones de ilusión, Intemperie, Patria, Cien años de soledad, Don Sandalio jugador de ajedrez, Sostiene Pereira, las trilogías de Barea y Sender, La fiesta del chivo, Juegos de la edad tardía, La ciudad de los prodigios, La colmena, El guardián entre el centeno, Fortunata y Jacinta, A sangre fría, El árbol de la ciencia, Cinco horas con Mario…
Estos listados no obedecen a ningún fin publicitario o editorial, sino al sentimiento de un lector constante y contumaz. Creo que no te ofenderé si lees algo de lo que sugiero. Habrá lectores más sabios y prolíficos, pero en nada entorpece ni merma esta lista generosa. Espero que ponga luz a otras listas de más vistosidad. Es una lista más. A ver si entre todos somos capaces de ampliar esta nómina de lectores.
Quizás haya olvidos, pero es ley de vida. Al menos lo que escribo lo suscribo con sincera rotundidad, ajeno a los dimes y diretes. Advertiréis que me inclino por una literatura no exenta de emoción donde el argumento tiene su peso. Además, admiro la buena gramática y el adecuado lenguaje, sin que se deslice un excesivo vocabulario culto. Me gusta que corra la mirada por el texto. Me gusta un ritmo alegre y cálido y me llena que esa entrega a la lectura me absorba del resto del tiempo, como si fuera un momento de meditación. Eso es lo que busco y lo que he encontrado en todos estos libros.
El mejor consejo que se puede dar es el de zambullirse en la lectura y nadar. A nadie molesta este ocio, que nos acompaña como el mejor amigo. Mi experiencia como profesor es que la lectura es una rampa ideal para cualquier otro aprendizaje.