Diario de León

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Un desvalor es algo contrario a una valoración o circunstancia que se opone al valor. En Derecho penal se dice que el desvalor implica una conducta antijurídica reprobable.

Para nosotros, y a la vista de la Constitución española de 1978, se trata de la omisión o contrariedad a los que manifiesta en el artículo 1ª la propia CE, que proclama como valores superiores del ordenamiento jurídico la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político.

Estos valores que son superiores a todo el ordenamiento, por encima de la ley o que deben ser tenidos en cuenta por las leyes, tienen su correspondencia con otros valores— no menores— que se indican en el Preámbulo de la propia Constitución, al decir que «… protege en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones».

De forma que no solo existen los que se dicen en el texto constitucional como «superiores», sino que protege a otros valores que deben de regirse por las relaciones jurídico-sociales.

O, como comentaba Oscar Alzaga, ( Comentarios a la Constitución Española , página 81) se podría argumentar que no solo son superiores «del» ordenamiento jurídico, sino también superiores «a» dicho ordenamiento. De tal forma que cualquier Ley, norma o situación que cree un desvalor en contra o que se sitúe fuera de estos valores, se opondría externamente a la Norma Suprema y, por tanto inactivo o, en algunos casos, vulnerando las leyes penales y objeto de ilícito penal; por ello, devendría en inoperante o, en su caso, en sujeto de delito.

Es la Estado, a través del Gobierno al que le compete velar por la pureza activa de esos valores que propugna la Constitución, por lo que es misión que le ampara el artículo 97 al que le encomienda la acción gubernativa «de acuerdo con la Constitución y las leyes».

Todo lo que vaya en contra o se olvide de aquellos valores del artículo 1º de la Constitución, se convierte en desvalor (disvalor), que para la Real Academia lo define como falta de mérito o estimación. De tal forma que, como se ha dicho más arriba, no solo va en contra de las leyes sino que —por elevación— las supera y se convierten en unos valores morales inherentes a la persona, como así tiene dicho la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su Preámbulo, al considerar como derecho fundamental «… la dignidad y el valor de la persona humana...».

Hemos dicho, que trasciende a la Constitución porque son valores que están ínsitos en la persona y forman parte de ella y de sus actos. Por ello en la Constitución española, a través de todo su articulado va desgranando las misiones de tales valores.

Así, sobre la libertad se contiene en los artículo 15 y siguientes, amparando la libertad de cátedra, sindical, de expresión, ideológica, etc. Una libertad que se convierte en desvalor cuando el Gobierno— que debe de velar por ella— impide su realización con subterfugios y engaños permanentes. Al tratarse del valor justicia, estamos, no solo ante un valor por sí mismo sino ante un Poder del Estado que debe de ser impune a toda injerencia de desvalores o de otros poderes. Puesto que la Justicia es un poder que emana del pueblo y que es independiente. Se quiebra esta independencia —como valor intrínseco— cuando el Gobierno o poder ejecutivo se sitúa en injerencia permanente para que sus decisiones lo sean en beneficio de una ideología política, lo que produce un desvalor y por tanto, un desgobierno. En definitiva, una injerencia en la primacía los valores superiores que crean —siempre que sean invulnerables— la democracia.

En el caso de que una ideología política —en su pluralismo —condicione al Gobierno y pueda tener influencia en el poder judicial se está conculcando un valor superior del ordenamiento y en contra de, no solamente en su estructura y leyes, sino en contra de la democracia que se basa en la separación de poderes, lo que daría lugar a lo que se quería para una sociedad comunista para que…» la conciencia jurídica del juez corrige la aplicación de la ley» ( El pensamiento jurídico soviético , pg.127). Con ello la justicia al servicio, no de pueblo del que emana, sino del Gobierno, que puede convertirse en desgobierno y avalando los desvalores. En estos casos, como diría Unamuno: «… las clases directoras:. más bien que hacer, necesitan dejar hacer…».Es decir, un Gobierno que produce desvalores es mejor que no gobierne.

Nota bene. Escritas estas líneas se recibe la noticia del atentado contra Vidal Cuadras, expresidente del PP de Cataluña. Estamos en la descomposición de todo valor jurídico y moral.

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