Diario de León
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Cada vez es menor la incidencia de la historia y de «historias», fechas y relumbrones, en el devenir leonés; eso entre nosotros, pero también en la sociedad que nos rodea, autonómica y nacional, donde parece primar el negro desconocimiento de lo nuestro, cuando no la negación por interposición castellana. ¡¡¡No somos nadie!!! Y como causante, en los momentos actuales, está de forma enormemente interesada el ente autonómico llamado Castilla y León. O si se quiere decir, como palpable realidad, por estar amarrados a él.

Como ciudadanos de aquí, somos sufridores, y dejándonos llevar sin acongojo extremo, alcanzamos el grado de alentadores de todo el entramado autonómico en cuyas redes asfixiantes se va quedando lo leonés entre bocanadas y ahogos, que, inocentes, tratamos de curar con cataplasmas, mezcla de recuerdos, costumbres y relatos coronados.

Estamos ante un autárquico vivir, entre tradiciones que parecen mostrarse cual sustento anímico, cuando lo laboral está en mínimos. La depauperación económica está llegando al grado de insoportable, pero no siempre es debida a la esquilmación foránea que se lleva lo mayor de nuestra parte. ¿Además de decir que queremos salir del engendro, qué otros gestos hacemos? Hablo, entre otras cosas, de proyectos y estrategias para emprenderlos.

La queja es necesaria, alentadora a veces, y justificada cuando la comparativa entre los que teníamos que ser igual ciudadanos, es manifiestamente desproporcionada. Conscientemente me situó como una voz que clama en el desierto y sin fuerza, carente de megafonía, el hilo de voz de esperanza ilusoria, se matiza con el murmullo permanente del «hay que»…

Ponemos siempre la mirada en Valladolid, y con razón, donde, sus políticos, laboran para alcanzar el máximo bienestar posible. Ojalá nosotros, los legionenses, tuviéramos políticos interesados tanto o más que aquellos para nuestro mejor vivir.

Para poder salir del engendro hay que estar vivos, y tener claro en este espacio, que no debería ser un tiempo muerto, sin saber coyunturalmente qué hacer. Lamernos la herida autonómica, lacerante y ulcerada, con fijeza y machaconería no nos aporta nada. Es un estigma dimanado del ente, en eso no hay duda, por ello, de ahí y por su propia iniciativa, no hay nada que esperar.

Para solventar esto hay dos opciones: acometer proyectos exigiéndoles financiación, ¡qué abran el puño! y vigilar; o acudir a otras fuentes de financiación, tanto estatal como europea. Pero claro, es necesario empuje político, empresarial, compromiso de ciudad y concienciación ciudadana.

En este medio, «anteayer», pude leer en un titular: «En León vivimos mucho de la queja…», pensé que me era útil para lo que venía elucubrando y he tratado de plasmar en mi reflexión: «historias», pero, lo que nos proponía el artículo a los lectores leoneses sobre Cooperactiv@s, era otra cosa, hablaba de economía social y solidaria para la provincia leonesa en declive.

Pleno acierto en esto último, una provincia a la que la tiemblan las pantorrillas, cuesta abajo, de forma incontrolada, por debilitamiento y no acertar a ver dónde se genera la pérdida, cómo nos esconden las posibilidades, cuando no, arteramente, se apropian de lo nuestro, ante un estupor social anodino leonés y el grave pasar político partidista, ¡un abandono doloso!

Añadiré sobre Cooperactiv@s, que suena muy bien lo que ya han logrado, y el buen hacer que proponen a fin de poner en marcha y vigorizar lo socioeconómico provincial, ya sea mediante personas o empresas. Y nos hablan de ello personas ya implicadas, algo que insufla esperanza, llevándonos a intuir que hay posibilidades de otra historia. Y eso anima.

Es, por supuesto, mi visión minimalista en tal «movida», y en ella véase lo de «en León hay que crear conciencia de que hace falta la unión…personas, proyectos y caminar juntos…,» ¡¡¡aquí realidad palpable!!!, porque en verdad es más, mucho más, y con visión europea, lo que proponen. Y entre otras, Mujeres Leonesas Emprendedoras.

Otra noticia. Los veterinarios leoneses piden que la Agencia Estatal de Salud Pública esté ubicada en León, hasta ahí bien. Lo malo es que apelan como ayuda a las fuerzas vivas. Ahí es nada, si es que piensan en los que se sientan en las Mesas por León, con fracaso tras fracaso, por ser tapadera de situación y no de componentes bien formados y orquestados. Para ello nos falta líder o voluntad y compromiso que no está presentes en todos. Si se refieren al pueblo que salga a las calles a pedirlo, mala cosa, si es que tenemos en cuenta el sopor popular y la falta de cabeza dirigente.

«Mañana» hablaremos de la carta/recordatorio dirigida al Gobierno de la nación con peticiones para León. La envía Mañueco que suena a todo un ejercicio de cinismo… pero esto es otra historia, sobre la que no tardaré en pronunciarme.

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