El entorno

TENEMOS un magnífico Auditorio, con una buena programación y el público está respondiendo a la oferta cultural. Hay que rentabilizar tan estupendo marco, por eso no entiendo que no se cuide el entorno como debiera. En la noche del sábado pasé por sus alrededores. Lo primero que aprecié fueron unos cuantos huecos en los espacios dedicados para árboles, que hay a ambos lados de la calzada que baja de Padre Isla y sale precisamete en el lateral izquierdo del Auditorio visto de frente. No faltan uno, ni dos, sino que son más de media docena; en algunos casos todavía se ve un trozo del tronco tronchado. Seguí mi paseo y al llegar a la parte de atrás del Auditorio observé que la zona está a medio urbanizar. Hay un trozo con baldosas y farolas, pero estas estaban apagadas (eran las diez de la noche), tal vez para que nadie viera el abandono que allí reina. Hay una especie de triángulo de tierra, que fue el espacio que se hurtó en su día al parque de Juan Morano, con gran contestación vecinal, tal vez por eso la respuesta haya sido dejarlo en el más absoluto abandono, hasta que la suciedad sea tal que los vecinos supliquen su arreglo. Pues creo que ya no va a tardar mucho, porque los plásticos y otras basuras lo llenan todo, así como el hielo que convierte en pista de patinaje algunos trozos. Ya sé que esta zona está en la parte trasera del Auditorio y por eso es muy posible que la inmensa mayoría del público no conozca esta triste realidad del entorno. Pero eso es como si la limpieza del edificio no fuera la correcta, sino que se guardara la suciedad debajo de alguna baldosa o alguna madera del suelo. Nadie lo vería, pero no sería lo más adecuado y algún día terminaría por saberse. Por eso desde aquí pido que se cuide el entorno tanto como se pueda cuidar el edificio, para que podamos seguir estando orgullosos de lo que tenemos y también se lo podamos enseñar a nuestos visitantes por la parte de atrás, porque no haya nada de lo que podamos avergonzarnos.