Diario de León
Publicado por
RAMÓN MARÍA ALLER
León

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A VER lo que dura la nueva sensatez que impera en la mayor parte de los comentarios políticos de los medios de comunicación. Aunque sólo fuera por eso, merecería la pena la celebración de las pasadas elecciones porque la prensa y los otros medios no pueden obviar su parte de responsabilidad en la formación de los estados de opinión. Los enviados franceses a la guerra de Irak han reconocido que informaron torcidamente acerca de lo que sucedía llevados por un exceso de temor a que si no lo daba uno, lo darían los demás y su medio perdería credibilidad. Por no quedarse detrás, los medios soportaron publicar noticias manifiestamente falsas o distorsionadas por alguno de los contendientes. Es verdad que el Ministro de información iraquí pasará a las antologías del embuste y la ocultación, pero nadie lo dijo cuando mentía y ocultaba, no fuera a ser que lo expulsara del país. Después, cuando ya sólo es una figura de la baraja resulta mucho más fácil reírse de él. La censura indirecta pero eficaz de los aspectos menos favorables que realizan todo tipo de grupos de presión conduce directamente al aceleramiento de la crispación, porque los periodistas se ven obligados a exagerar para distinguirse unos de otros, ante la atonía de decir todos lo mismo, para no perder una relación que les parece privilegiada con las fuentes de la información. Con los datos electorales en la mano se ve que la prensa sufre de pérdida de credibilidad cuando exagera, mientras que crece cuando acierta a rectificar las exageraciones. Y ese es el clima que estamos viendo en la mayor parte de ella, después de haber sido zarandeada por unos y otros en los últimos mes

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