Diario de León
Publicado por
JAVIER MONJAS
León

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LO QUE MÁS me sorprende del patético reality show de la Asamblea de Madrid -¿no hay ningún gabinete de comunicación que les sugiera que, al menos, no se rían en televisión?- es la tranquilidad con la que partidos autodenominados democráticos manejan datos de extracción no sólo ilegal sino casi mafiosa. ¿Cómo puede ser la base de nada democrático el que se le saquen a uno la lista -interesadamente parcial, por supuesto- de las llamadas que ha realizado con su móvil, se crucen con los propietarios de esos números llamados, y se filtre a los periódicos? Bien. Telefónica ha despedido ya a dos empleados y hay una querella contra ellos. Pero eso no soluciona nada. Tan solo confirma lo que ya presumíamos. Que empleados sin escrúpulos -por dinero o porque se lo manda su religión, es decir, su familia (socialista o unidista), su municipio o su sindicato- saben mejor que usted mismo a quién llama o de quién recibe llamadas. El escucharlas y grabarlas puede ser un mero trámite. Tan demócratas y tan progresistas como son, y no les repugna utilizar la más fascista intromisión en las comunicaciones de quien sea -independientemente de su nivel de mangutismo-, ni nada dicen los aguerridos sindicatos de que los trabajadores y las trabajadoras sean convertidos y convertidas en sicarios y sicarias partidistos y partidistas (espero no haberme dejado ningún feminino olvidado que ofenda su delicadísima corrección política). Ya lo saben. Sus llamadas. Sí, las de usted. Su correo electrónico. Los sitios de Internet que visita. Todo está siendo controlado, grabado y quizás consultado y repartido si cae en desgracia ante determinada gente. Piénseselo antes de hacer esa llamada. En realidad, cualquier llamada. Los demócratas nos vigilan. Es progresista. Debe ser por nuestro bien.

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