Diario de León

LA VELETA

El nuevo oasis catalán

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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UN RESULTADO electoral muy satisfactorio, que no supera sin embargo el 16% de los votos, ha permitido a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) modificar espectacularmente el paisaje político de Cataluña. El nuevo «Parlament» estará presidido por Ernest Benach, estrecho colaborador de Carod-Rovira. Benach, elegido presidente con los votos de su propio partido, más los de CiU y del PSC, frente al voto en blanco del PP y la rama catalana de IU, es un independentista abierto al diálogo y respetuoso de la pluralidad ideológica. En 1987 firmó el manifiesto «Crida Nacional», inspirado por Carod-Rovira para atraer hacia ERC a la juventud catalana susceptible de convertirse al independentismo. Y ayer, tras el discurso con el que inauguraba su mandato, lanzó un «¡Visca Catalunya lluire!» como hiciera Heribert Barrera en 1980 al recibir la presidencia del primer «Parlament» de la nueva democracia. Cataluña es libre, pero el adjetivo «lliure» califica algo más allá de una libertad de derechos y obligaciones, bordea el soberanismo y no fue secundado por toda la cámara. La invitación, sin embargo, a entonar Els Segadors , himno de Cataluña, fue aceptada por todos los diputados, pues sólo despierta emociones catalanistas, propias de todo buen catalán por español que se sienta. El nuevo «president» describió la legislatura que se inicia como un camino hacia la plenitud del pueblo catalán, mientras en los escaños de CiU y del PSC se mantenía la incertidumbre sobre cuál de los partidos, socialista o convergente, acompañará a Carod-Rovira en el inminente Gobierno de coalición. Habló Benach de un «oasis catalán», en el que la pasión política no está reñida con la palabra y el diálogo, lo cual es cierto o, al menos, lo ha sido a lo largo de esta democracia recuperada, en la que, fuera de Cataluña, aparecen fracturas preocupantes del entendimiento político, que es la esencia de la política. España va a echar de menos a Jordi Pujol. Sigue viva, sin embargo, la esperanza de que ese «oasis» de palabra y diálogo siga exportando serenidad y mesura al resto del país.

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