Comenzó la cuenta atrás

UNA VEZ más se ha cumplido con la liturgia y aunque llevamos meses de campaña electoral, ésta se inició formalmente anoche a las doce en punto. Es cierto que las cosas cambian y los candidatos han perdido fuelle a la hora de dar el pistoletazo de salida cubo y brocha en mano. La tradicional pegada de carteles ha sustituido a otros métodos de marketing, pero lo que no es ni la sombra de lo que era es la ilusión que durante toda la etapa de la transición demostraban los ciudadanos por conocer las ofertas de los distintos partidos. Esta especie de indiferencia puede que sea, como afirman algunos, el fruto de la madurez democrática pero una echa de menos aquel ambiente festivo de antaño donde incluso a los mítines iban los ajenos tanto como los propios para ver, comparar y luego decidir. Ahora todos los partidos, sin distinción, se quejan del gasto inútil que suponen los grandes actos donde los líderes se dan baños de masas de los propios pero de los que no se rasca ni un solo voto de los deseados indecisos, que según los expertos son quienes hacen ganar o perder unas elecciones. Seguimos teniendo campañas a la antigua usanza, ya casi prehistóricas, cuando la sociedad de la información avanza a galopadas imparables y, sin embargo, se nos priva a los ciudadanos de ver debates televisivos que son los que realmente podrían incidir a la hora de emitir el voto. El único avance informático que se vislumbra a medio plazo es que en estas elecciones el Ministerio del Interior ensayará, por primera vez en unas generales, el llamado voto electrónico o emitido por internet que en el futuro nos permitirá votar desde nuestras casas, sin urnas de por medio. Todo eso son futuribles más o menos cercanos pero ese gran medio de masas que es la televisión se sigue sin utilizar por motivos siempre partidistas. Como la evolución es imparable al final la cuestión caerá por su propio peso y sea quien sea el partido que gobierne o el que esté en la oposición los debates cara a cara entre los candidatos serán cuestión obligada pese a quien pese. Menos pegadas virtuales y mas debates de todos los tipos y condición. No se pueden poner puertas al campo y ellos, nuestros políticos lo saben.... ¡que así sea!