Apoyos al cambio

ME PARECE loable que todavía se constituyan plataformas de apoyo a los partidos políticos en liza; es incluso comprensible que unos convecinos, al margen de las razones personales de por qué lo hacen, apoyen a José L. Rodríguez Zapatero para que logre alzarse con la presidencia de gobierno el próximo día 14; pero me parece poco honesto que quienes cada semana escriben en el Diario de León o en el ABC, en columnas en las que, sin censura que yo sepa, pueden decir todo lo que les viene en gana, hablen de recesión democrática. Me imagino que no se referirán a que el PP les pone mordaza a lo que ellos o algunos periódicos, que últimamente parecen voceros del PSOE, publican. Estoy de acuerdo con los firmantes del manifiesto de apoyo a Zapatero en lo que dicen sobre la pérdida de valores en nuestra sociedad; pero al contrario que ellos, creo que ha sido el PSOE el gran culpable de dicha pérdida. Creo también que los firmantes del manifiesto confunden sus deseos con la realidad, aunque es muy emotiva esta toma pública de partido que hacen; pues ellos al menos no se callan, como se calla la mayoría de la gente de la cultura. Algunos sí que hablan, pero luego votan, que el voto es secreto, lo contrario de lo que públicamente manifiestan. Esta y otras plataformas de artistas e intelectuales, por cierto muy minoritarias, pretenden crear, como en el 82, un ambiente de cambio, que uno no ve por ninguna parte. Nunca he visto una campaña en la que el divorcio sea mayor entre los que, por todos los medios imaginables, incitan a la gente al cambio, y las pocas ganas de cambio que tiene la gente. ¿Seremos imbéciles los ciudadanos por no escuchar las sabias amonestaciones de los artistas e intelectuales? ¿Cómo nos pueden hablar de valores los que han cuestionado, y ponen en solfa todos los días, valores como los que reivindican el trabajo, el esfuerzo, la honradez, la disciplina, la calidad, que muchos de ellos consideran anticuados y de derechas?. La respuesta es sencilla aunque no está a la altura de mentes complejas. Los grandes problemas de la España de estos últimos años han tenido una solución más adecuada en las manos del PP que en las del PSOE. El crecimiento económico y el paro, por ejemplo, son aspectos que condicionan el voto de una manera decisiva; hay que ser muy ciego para no darse cuenta de cómo ha crecido España y los miles de puestos de trabajo que se han creado en estos años. Este hecho, y los bajos tipos de interés, han llevado a millones de españoles a hipotecarse hasta los dientes para la compra de viviendas y otros bienes; por eso los ciudadanos quieren estabilidad, no quieren cambios inciertos que pueden ser funestos para su economía. Lo mismo podríamos decir del terrorismo. Sin necesidad del GAL ni de la corrupción de ciertos políticos y policías el PP ha dado un vuelco a la lucha contra ETA. Puede que algunas políticas del PP fueran discutibles, como su apoyo a EE.UU en la guerra de Irak, pero esto no es suficiente, pese a la presión mediática y de la calle, para crear un ambiente en favor del cambio. Pero hay una cuestión aún más grave aunque no es políticamente correcta. Nadie ve al PSOE como un partido que pueda ganar por mayoría absoluta las eleciones, y en estos momentos, a excepción de IU, la mayoría de los ciudadanos saben que sólo se puede gobernar sin sobresaltos si se alcanza ésta. El fiasco de experiencias como las de Baleares o Madrid, o lo que está ocurriendo en Cataluña, son ejemplos bien interiorizados, en el sentido de que un partido no puede gobernar sometido al chantaje de una pequeña minoría. Zapatero ha comprendido bien esto, y por necesidad o por honradez, que no discuto, habla de gobernar sólo si gana; pero hay que ganar por mayoría absoluta. El sistema proporcional vigente, que prima a los partidos nacionalistas en sus circunscripciones, no facilita que se alcance esa mayoría. Sólo cuando se ha agotado el empuje de un partido de gobierno, los deseos de cambio se trasladan a la opinión pública y hacen posible éste. En estos momentos no lo veo por ningún lado, por eso el PP ganará sin excesiva difi