¿Un paso de peatones?

HACE unos días, mientras charlaba en la acera de la izquierda en la calle Santa Nonia, casi en la esquina de la Institución Fierro (hoy Instituto Leonés de Cultura) estuve a punto de presenciar un atropello. Los conductores esperan pacientemente dentro de sus automóviles a que cambie el semáforo de Arquitecto Torbado, que normalmente se les habrá cerrado varias veces y, por eso, cuando lo ven verde se lanzan como si aquello fuera la salida en el circuito del Jarama y nadie quisiera perder posiciones. Lo malo del caso que nos ocupa es que el lugar no es precisamente una pista de carreras, ni está destinado sólo a vehículos, sino que también cruzan los peatones. Y, además, lo hacen convencidos de su invulnerabilidad, por aquello de atravesar por un paso de peatones. Pues bien, los coches salen de Arquitecto Torbado giran a la derecha y se encuentran con un peatón a medio cruzar el paso de cebra y un semáforo para ellos que está intermitente en ámbar, es decir que les pide precaución al pasar, después de que el semáforo verde les había indicado vía libre. No siempre los conductores tienen reflejos, ni buena educación, por eso muchos reciben los improperios de quienes cruzan asustados al ver el vehículo que se les viene encima. La realidad es que no tiene sentido que se solapen el semáforo verde de los peatones y el ámbar intermitente para los coches, especialmente por ser un cruce y al girar no saber el conductor lo que puede haber al otro lado de la esquina. Es un riesgo de peligro cierto, no en vano en ese mismo paso de peatones fue atropellado hace ya siete años mi buen amigo Olegario Rodríguez Cascos. Y desde entonces nada se ha hecho por evitar otros accidentes, aunque el peligro sigue ahí. No se puede esperar que los conductores salgan a paso de tortuga y que al girar lo hagan lentamente. Sería mejor evitar que coincidieran en el cruce automóviles y peatones. Supongo que no es imposible lograrlo.