Virus de mayo

UN VIRUS se ha instalado en el disco duro de esta provincia. Realmente no se trata de un virus nuevo; ni siquiera una mutación de alguno ya existente. Viene apareciendo periódicamente desde hace más de dos décadas, a ser posible en una fecha cercana a consultas electorales, y afecta principalmente a los archivos de nuestra clase política, que lanzan spam en abundancia hacia los titulares de prensa. El mecanismo de expansión, en este caso, surge a partir de una declaración del alcalde de la capital, que dice lo bien que estaríamos en una autonomía uniprovincial o así. La frase hace saltar las alarmas del sistema central y en los alrededores del Pisuerga se enciende el código rojo. En días sucesivos, la idea desata réplicas de representantes públicos de este lado del puerto del Manzanal, que dicen que, ya puestos a cambiar el mapa, no pasaría nada por dibujar una provincia nueva en la cuenca del Sil, que ya sabemos que no rinde pleitesía al Duero sino que va por libre aunque hacia el mismo océano, eso sí. Y en esto estábamos cuando, para redondear la altura del debate vírico, aparece un consejero de Valladolid que le dice al Consejo Comarcal del Bierzo, que es como una especie de diputación pero con más políticos en el plenario y sin competencias, que gaste el fabuloso presupuesto disponible sólo en cosas útiles... Digo yo que como le apliquen al señor Fernández Mañueco en Madrid el mismo criterio de rigor presupuestario va a quedar la Junta a dos velas. Pero no se apuren: no hay virus que cien años dure ni cuerpo que lo soporte. Y en cuanto por estos pagos acabemos de discutir el modelo para organizarnos, igual somos capaces de darle un poco de marcha a la provincia, que falta le hace. Eso si para entonces queda alguien en ella.