EL RINCÓN
Sospechas
A ARAFAT se le metió en la cabeza, protegida por el mantelillo a cuadros blancos y negros, que querían envenenarle. Sospechaba que esa aspiración era común a tanta gente que nunca concretó acusación alguna, pero habló de eso muchas veces. Ahora los que hablan son los otros. ¿Le dieron «jicarazo» al premio Nobel de la Paz que se pasó la vida haciendo la guerra? No lo sabremos nunca. Las conjeturas maliciosas no conducen a nada, aunque sean verdaderas. Shakespeare las veía en forma de cuervo, revoloteando en un cielo puro. Si son así, el nuestro está superpoblado de pájaros carroñeros, primos hermanos del buitre. Yo mismo, como mi venerado Manuel Machado, puedo decir que «lleno estoy de sospechas de verdades», aunque tampoco me sirvan. Claro que tampoco le ha servido al médico jordano de Arafat pedir que le hicieran una autopsia a su ex cliente. Somos muchos los que sospechamos. Por ejemplo el fiscal de Milán. Cree que Berlusconi sobornó a los jueces para salir indemne cuando le acusaron de corrupción en un feo asunto de privatizaciones. Por su parte, que nos pilla más cerca, el presidente de la Junta de Extremadura, Rodríguez Ibarra, sospecha que si Rafael Vera pisa finalmente la cárcel no saldrá de ella. «Imagínense lo peor», ha dicho, pero cuando otros se imaginan lo peor no piensan en que pueda morir, sino en que pueda hablar. Rodríguez Ibarra ha hablado cinco veces con el presidente Zapatero y sólo ha obtenido cinco silencios. No es de extrañar, ya que también éste está acosado por la sospecha. No sabe aún si el hecho de no levantarse al paso de la bandera americana en el desfile y la expresión de su deseo de que Kerry ganara las elecciones tendrán algo que ver con la actitud de Bush y con la caída de la inversión estadounidense en España. Nadie se libra de sospechar algo. Mi respetado arzobispo de Pamplona, monseñor Sebastián, sospecha que «el principal problema de la Iglesia es su mediocridad espiritual». En cuanto a mí, sospecho que en cuanto entren en vigor las nuevas normas antitabaco, sólo voy a poder fumar en el retrete de mi casa.