Cuaresma civil

LEÓN TIENE 100 jubilados por cada 130 trabajadores en activo, de los que 13 están además en el paro. Son cifras oficiales de las últimas semanas. De los 117 restantes, la mayoría ejercen trabajos necesarios para la sociedad, pero que no generan riqueza, como funcionarios, profesores, sanitarios o periodistas. Queda una legión de vendedores a comisión y otra de jóvenes trabajadores intermitentes, muchos de ellos víctimas de las empresas de trabajo temporal que contribuyen a que nueve de cada diez contratos que se firman en León sean eventuales. Lo que no debe faltar es dinero, a juzgar por la densidad de entidades bancarias y por la frecuencia y el poder de convocatoria que tienen las conferencias sobre expectativas de la Bolsa que se organizan en la ciudad. Tampoco anda la provincia escasa de políticos con imaginación, que proponen construir dos autovías a Asturias, desguaces de aviones en La Virgen del Camino o que reinventan el coche de línea con hijuelas, le cambian el nombre por el de transporte a la demanda y se pasan cuatro meses presentando el hallazgo. Lo que no tiene León son empresarios. Si se restan los tenderos y taberneros, queda sólo un puñado. Los responsables del MBA de la Universidad de León les ofrecieron varios proyectos empresariales con plan de viabilidad incluido que todavía nadie ha recogido. «A ver si nos traen...», es la cantinela cansina que siempre suena en León, como las trompetas y tambores de Semana Santa, que también suenan siempre, sólo que como no traigan empresarios, aquí no habrá Domingo de Resurrección.