Seguridad Social

LOS INGRESOS de la Seguridad Social siguen superando todas las previsiones gracias a una incorporación masiva de nuevos afiliados de los que, como poco, uno de cada tres son inmigrantes procedentes de la economía sumergida. Con 17,5 millones de cotizantes, el superávit del año 2004 fue de casi 8.400 millones de euros, un cuarenta por ciento por encima de lo anunciado y el más alto desde que en 1999 sus cuentas dejaron de escribirse con tinta roja. Ese dinero se va a destinar al Fondo de Reserva de la Seguridad Social que se creó en el año 2000, lo que fue un acierto, pues hay que hacer hucha para poder pagar cuando lleguen tiempos peores, que llegarán, dada la imparable tendencia a que aumenten los años de vida y, por tanto, el número de pensionistas, un proceso que se agudizará una vez superada la actual desaceleración del número de nuevos beneficiarios inducida por la caída de la natalidad durante la Guerra Civil. Con una salud financiera envidiable, además de dotar el Fondo de Reserva, habría que aprovechar este momento dulce para iniciar alguna reforma y abandonar la vida contemplativa del que se siente satisfecho. Es evidente que para garantizar el futuro de las pensiones habrá, en primer lugar, que aumentar la edad de jubilación y vincular más las aportaciones recibidas a las prestaciones realizadas, pero esto son palabras mayores, por lo que para ir haciendo boca, dado que sobra mucho dinero, podrían rebajarse las cuotas que se pagan actualmente por empresa y trabajadores.