El que no llora, no mama

PARECE mentira que haya que recordarles un refrán tan elemental a los mineros, tanto que lo saben todos los niños de teta sin estar sindicados. Da no sé qué verles en las fiestas de Rodiezmo aclamar al Gobierno que les promete cerrar menos minas, como haciéndoles un favor. Y quede claro que da igual de qué color sea el Gobierno. En Inglaterra y Gales los hundió Margaret Tatcher. En Alemania y la cuenca del Rhur los barrenó la socialdemocracia. Y en España empezaron los derrabes con Felipe González en Hulleras de Sabero, siguió Aznar en Asturias y lo poco que quedaba del Bierzo, y ahora pare usted de contar. Si se salvaron del desplome los de la MSP fue gracias a la famosa «marcha negra», cuando, camino de Madrid, les aplaudían en todos los pueblos porque había mucho cabreo en su favor. La reconversión minera se hizo con la connivencia de los sindicatos y partidos de izquierda, porque los de la derecha ya se sabía que iban a lo que iban, a cambio de prejubilaciones que fueron pan para ayer y hambre para hoy. Los chavales que venían detrás tan tenido que arrear, como también dice el refrán, pero fuera del pueblo. Es posible que el cierre de las minas estuviera cantado por lo caro del carbón -lo cual está por ver con el tiempo, el petróleo y una caña- pero, aún dando por buena la teoría, sorprende lo de Rodiezmo con un presidente, en este caso Zapatero, aburrido de aplausos y discursos en vez de los petardazos de toda la vida. Lo dicho, si no protestan, no maman. Salvo que esté pactado en el Plan del Carbón.