Está mal visto cazar

LA MINISTRA Narbona, esa misma que considera que el culmen de la ecología es llenar el litoral mediterráneo de depuradoras y de sus detritus mientras deja que el agua del Ebro vaya al mar, se ha descolgado con un proyecto por el cual se prohibirán la caza y la pesca en Reservas y Parques Nacionales dentro de diez años. No sé si definirlo de snob o de hortera, pero por ahí le anda. Estos socialistas paladines de la libertad -pura teoría, no se engañen- se han pasado a la excitante moda de la prohibición absoluta. Primero prohibieron fumar, que los españolitos/as son como niños y hay que educarles aunque ellos no quieran. Y después, como hay que ser más ecologista que nadie, se acabó el cazar en las Reservas o en los Parques. La ministra del Ambiente medio no se ha enterado aún de que el ecologismo puede ser serio o puede ser hortera, ése que defiende un conservacionismo a ultranza, fundamentalmente prohibiendo la caza y la pesca y aumentando la guardería o vigilancia -auspiciada por una serie diversa de asociaciones, ONGs y similares que viven del dinero público- a costa de jorobar a los de los pueblos que no podrán matar los jabalíes que se les comen maíces y patatas, y a los Ayuntamientos que obtienen pingües beneficios por la venta en subasta de los correspondientes permisos. De ello también se beneficia la Administración, que no deja de cobrar su parte según la clase y calidad de los animales abatidos. El romance del Rey Alfonso decía en boca del Cid: «villanos mátente, Alfonso, villanos que non fidalgos, de las Asturias de Oviedo, que no sean castellanos». Dejando aparte esto último, que no viene ahora a cuento, los de las Asturias de Oviedo ya se pasaron al conservacionismo a ultranza, con el resultado que era de prever: la superpoblación produce plagas, y precisamente la sarna viene a nuestras Reservas desde las asturianas ¿Ha visto la ministra un rebeco con sarna? Se lo recomiendo como motivo de meditación, y si le parece que la cosa es demasiado complicada, le pongo un supuesto muy sencillo: si en un piso de 100 m2 viven 5 personas, estarán algo estrechos pero vivirán bastante bien. Si en 100 m2 metemos a 30 personas, seguro que acaban todos infestados de parásitos... no es necesario detallar. Aquí los Parques dan para lo que dan, pero los vigilantes de la ecología con subvención se creen que están en el parque Yellowstone, donde si se mueren de hambre mil caribús, o los lobos devoran a quinientos no se hace nada. Pero es que dicho parque -en el Estado de Wyoming, USA- tiene unos 9.000 kilómetros cuadrados, nada que ver con los parques españoles, que son como pañuelos de bolsillo a su lado. En todo caso, habrá que controlar la superpoblación y eliminar a los animales enfermos. Y entonces, ¿qué mejor que pagar a unos amigolos que se dediquen a pegar tiros por peñascos y breñas, de manera que cumplan un sagrado deber ecológico, den «gusto al dedo» y encima cobrando? Pues no crean que la idea es nueva, un conspicuo socialista la propuso hace años en las Cortes de Castilla y León. Y el enigma de la semana: ¿quién, desde la nube rosa, en vez de debatir no sabe más que criticar a la oposición y sacar la foto de las Azores?