Diario de León
Publicado por
CÉSAR CASAL GONZÁLEZ
León

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ME escriben lectores airados por criticar el otro día a nuestros gloriosos goleadores del equipo nacional. El fútbol es así. Profundizo en la jugada y llego hasta el (d)efecto Pep. No tenemos ni gol ni el penúltimo pase, el más difícil. Por culpa de Pep Guardiola abundan los jugadores de su estilo, que aparentan mucho y sirven para poco. ¿Para qué queremos un mediocentro con un exceso de clase? Para nada. Está demasiado lejos de la portería. Xabi es un gran jugador, pero da mil pases cortos por una única diagonal genial. Poco rédito. Prefiero los mediocentros que no engañan, como Mauro Silva, Gattuso o Makelele. El mediocentro diésel que sostiene al equipo, muerde el tobillo del contrario y se limita a darle el balón a extremos buenos o a un mediapunta creador. Prefiero, claro, a Luis Suárez o a Schuster, mucho más incisivos desde atrás. Nos hacen falta futbolistas como Fran, de banda, para no ser una banda. Nos hacen falta hombres como Totti o Zidane, que inventan donde pararse a pensar es la muerte, en ese sitio entrelíneas donde sólo hay vacío y vértigo y cualquier balón puede ser mortal. Pep y su fútbol geométrico, previsible, de compás, nos arruinó. Ahora los niños quieren ser como los jugadores que salieron de La Masía en ese puesto, como Pep, como Celades, como Xabi. O peor, como Milla. Y es mentira. El Barça triunfa por su legión extranjera, no por los goles de Iniesta. Los blaugranas son campeones de Europa por la ambición de tigre de Eto'o, la corriente eléctrica de Messi o la fantasía de Porto Alegre de Ronaldinho. Los niños tienen que ambicionar el sitio de los héroes, el área contraria. España hace crac, porque no tiene cracs. El último se llamaba Alfredo Di Stéfano y salió de los potreros del barrio de Barracas, Buenos Aires, Argentina.

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