Diario de León

TRIBUNA

La insuficiente dotación presupuestaria para Educación La dignidad de las personas

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JAVIER AMPUDIA ALONSO PRESIDENTE PROVINCIAL DEL SECTOR DE ENSEÑANZA DE CSI·CSIF DE LEÓN VÍCTOR CORC
León

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EL MINISTERIO de Educación, en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado, habla de «cifra record» al referirse a los 5.566 millones de euros que ha destinado a políticas educativas. Este impulso presupuestario tiene como objetivo financiar la reforma que supone la aplicación de la Ley Orgánica de Educación y para ayudas al estudio entre otras prioridades educativas. Con relación a la política deportiva se ha destinado una partida importante al fomento del deporte escolar, lo cual es muy positivo pues redunda en un mayor beneficio para la adquisición de hábitos saludables en nuestros jóvenes. La inversión realizada para el programa de educación en el exterior también es digna de señalar. A pesar del notable esfuerzo realizado, desde CSI-CSIF consideramos que se trata de una inversión claramente insuficiente, teniendo en cuenta el déficit educativo que continuamos arrastrando si nos comparamos con otros países de la OCDE. Según el informe del 2006, el gasto público pasó del 4,6 al 4,3%, del PIB (1995-2003) un dato que evidencia la escasa importancia que se concede en este país a la educación. Por el contrario en la OCDE, en este período, ha aumentado el presupuesto para educación desde el 5,3 al 5,5%. Es decir que las diferencias que al principio del período eran de 0,7% al final del mismo son de 1,2%. Estos datos nos confirman que entre las preocupaciones de los distintos gobiernos, la educación no es una prioridad, ya que no se traduce en un incremento de la inversión suficiente, el mítico 6% del PIB que la comunidad educativa viene demandando desde hace años. El único país europeo que invierte menos que nosotros es Rusia, y tan sólo uno nos iguala: Grecia. El resto de los países desarrollados nos llevan una clara ventaja: Finlandia invierte el 6,5%, Dinamarca el 8,3%, Francia el 5,9%, Portugal el 5,9%, Alemania el 4,7%, Reino Unido el 5,4%, Estados Unidos el 5,7%, mientras que España invierte tan sólo el 4,3%. Las diferencias con estos países son tan grandes que dejan traslucir que la posición española a la cola del mundo desarrollado no es ni casual ni coyuntural, y que no hay una solución factible mientras los gobiernos españoles no estén dispuestos a invertir lo que desde hace tiempo venimos demandando. Con relación a la cuantía destinada a becas y demás ayudas al estudio, se ha visto incrementada en un 16,14% con respecto al 2006. Valoramos el esfuerzo realizado, pero pensamos que aún sigue siendo necesario aumentar las dotaciones para garantizar la igualdad del derecho a la educación de todos los estudiantes. Un buen sistema de becas debería tener una base económica fuerte para poder atender la demanda social de recibir una educación de calidad. Otro ámbito en el que debe aumentarse la inversión es en lo concerniente a las condiciones laborales del profesorado, algo que desde CSI-CSIF consideramos imprescindible para lograr una mayor dignificación de la profesión docente. Para ello es imprescindible destinar el presupuesto necesario para que todo docente que participe en las actividades programadas perciba el nuevo complemento de sesenta euros, pactado en octubre de 2005 con CSI·CSIF Es probable que con estos presupuestos sigamos estando a la cola en materia educativa en los próximos informes de la OCDE y PISA. pues seguimos sin acercarnos a los niveles de inversión europeos, y de esta forma resultará difícil poner fin a los problemas que continúan afectando al sistema educativo. DE UN TIEMPO a esta parte, todo el vecindario, habla de los derechos humanos. Sin embargo, la experiencia diaria muestra la existencia de otra realidad: una dignidad que no es igual en todas las personas. Despreciar el valor del ser humano como se hace con los abortos, permitir sufrimientos humillantes, desatender y abandonar a gentes que precisan tutela, es como haber perdido la razón y optar por vivir en el más repudiado caos. No estaría mal que la humanidad replantease el valor de la persona humana e hiciese valer su dignidad en todas las culturas. Someter a increíbles bajezas criaturas humanas y a manipulaciones lo que es vida, es de una crueldad inenarrable. Todas las afirmaciones, principios y derechos que se mencionan en foros o simposios, asambleas o juntas, congresos o reuniones, suelen hablar de dignidades. Es nuestro patrimonio, dice la Declaración universal de 1948. Sin embargo, una cosa es lo que se pregona y otra muy distinta lo que se vive. Los nuevos tiempos, contradicen el respeto a la dignidad de la persona como algo substancial que va con ella, puesto que vilipendian o descalifican a diestro y siniestro, con cierta alegría y sin conciencia alguna. Lo hacen con personas débiles, que no producen, o embriones que ya son vidas humanas. Olvidamos que la dignidad la merecemos todos, nacientes o por nacer, en la misma medida y en el mismo orden que no es una concesión de los poderes públicos, sino algo que se nos ha donado de manera natural, por el hecho mismo de pertenecer a la especie humana. Para empezar, pienso que sería saludable reconocer y tutelar, desde todos los poderes de los Estados o nacionalidades, el derecho a vivir frente a los altaneros desafíos de un contemporáneo contexto cultural que pretende borrar significados éticos que son de la propia vida y del propio ser humano. Con los actuales planes educativos poco se ayuda a la transmisión de estos valores antropológicos; puesto que toda dimensión espiritual y trascendente de la persona se considera una cuestión del pasado. Causa pavor que también la educación se desarrolle sólo en términos económicos-productivos y obvie todo pensamiento que nos lleve al mundo de las ideas, del arte y de las letras, de la belleza en definitiva. Así no se puede llegar a que tome vida el auténtico espíritu de respeto a la persona. Los derechos humanos son más de corazón que de llenársenos la boca de intenciones. Es público y notorio que los tiempos presentes siguen marcados por graves violaciones. En nuestro planeta, cohabitan personas que no conocen la verdad sobre sí, que se les reemplaza como muñecos de feria, a los que no se les considera su identidad, ni sus dotes de creatividad y trabajo, actos que frustran las posibilidades que todos tenemos de realizarnos como individuos pensantes. Cuántas veces el mundo de la realidad supera al de la ficción. Comprendo que no es fácil encarrilar este revoltijo perverso que ciega toda visión moral de la vida, pero hay que empezar a poner orden, claridad, método, concierto, disciplina, coherencia y organización, sino queremos caer en las garras del mundo salvaje. La persona tiene el valor de la dignidad, lo máximo, y eso no se compra ni se vende, tampoco se bombardea con mete miedos. En consecuencia, considero que hemos de promover un coherente empuje solidario que dignifique la vida humana, la de toda vida humana, con todo el temple que se quiera, pero con la entereza suficiente para poner encima de la mesa de los grandes salones aforados el proyecto existencial humano, poniendo en estima lo que es connatural con la especie, su dignidad; que hoy más bien huele a putrefacta. Para alcanzar esta finalidad se impone poner en valor a la verdadera familia, primera educadora en el desarrollo integral. El mundo no puede, ni debe, quedarse paralizado ante esta tormentosa desvergüenza que empequeñece al ser humano. Esta generación parece que hemos tomado como nuestro, los récord; sobre todo el de la contaminación, tanto semántica como atmosférica. Cuando se pierde la dignidad todo es una locura y hasta lo imposible se torna posible en un mundo sin alma.

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