Diario de León

LA VELETA

Decisiones al final de la vida

Publicado por
VENTURA PÉREZ
León

Creado:

Actualizado:

LOS HÁBITOS sociales se van conformando a los pocos, por la reiteración de las conductas. Después vendrán las normas que las regulan. Si las normas se creasen antes se instalarían en el vacío. Lo ideal es el legislador que capta y se preocupa por encauzar lo vivido, su evolución y los problemas que la sociedad va generando. No es fácil. Hay problemas en los que la moral anda por medio que resultan vidriosos y el legislador suele extremar la cautela de sus decisiones. Ha ocurrido con el divorcio, aborto... y ocurre ahora con el tratamiento de los momentos colindantes con la muerte. La esperanza de vida ha aumentado mucho en los últimos años, vivimos mas tiempo y morimos despacio, a diferencia de hace unos años en que se vivía menos y se moría deprisa. Hoy, de las 400.000 personas que mueren al año, entre un 50 y un 65% lo hacen después de un periodo de enfermedad, en fase terminal, de tres a seis meses. Pero lo que ocurre en ese tiempo no es inane; para esa persona es un momento decisivo y trascendente. El legislador ha querido hacer algo y ha instituido la posibilidad de realizar un testamento vital, una especie de declaración de intenciones para que operen en momento en que la persona ya no puede decidir. Pero esta declaración no vincula ni exonera de responsabilidad a quien la lleva a la práctica. Se trata de un mecanismo bien intencionado pero de corta utilidad. En esos meses de fase terminal, interminables, el enfermo inconsciente, o consciente, puede tener dolores insufribles o enorme ansiedad, estar sometido a cuidados exagerados -encarnizamiento terapéutico-; y todo ello sin que se encuentre con posibilidades de hacer nada para evitarlo al haber desaparecido la ultima de las libertades humanas, la capacidad de optar ante un conjunto de posibilidades. En esos momentos es cuando se constata el vacío legal existente. Desde los cuidados paliativos a la eutanasia activa hay toda una variedad de respuestas, cuya opción ha de venir determinada fundamentalmente por cuestiones tan simples como la voluntad del enfermo, el no dolor, el no sufrir, el no padecer encarnizamientos terapéuticos, y lograr como meta fundamental el morir con dignidad. La vida es como un partido de fútbol en que hasta el pitido final no se gana. Se puede ir delante en el marcador pero si el final nos golean de poco ha servido. Por eso el legislador debe actuar, para preservar el acopio del resultado anterior y así posibilitar que se tomen las decisiones mas adecuadas en cada caso, intentando que prevalezca la voluntad del enfermo y con ella su dignidad. Así se habrá ganado ese crucial partido.

tracking