Diario de León

Diario de una aventura

Espeluznante

Jesús Calleja relata, como testigo de excepción, la experiencia vivida a pocos kilómetros del Eyjafjallajökull, el volcán que tiene en vilo a Europa

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León

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«Ahora estamos bien, pero anoche... ¡la cosa se puso jodida! (risas). Estábamos progresando en dirección al volcán ¡sin enterarnos de nada! porque... estamos hablando del Círculo Polar Ártico y hay unas borrascas bestiales. Estuvimos avanzando con una visibilidad de 20 ó, 30 metros... Lo que hacíamos era marcar unos way points en el GPS en función de lo que leíamos en el mapa. En ocasiones aclaraba un poco pero no duraba ni dos minutos y te volvías a meter en una ventisca que no ves ni a cinco metros... Fue un día terrible, vientos de más de 100 kilómetros por hora; nosotros íbamos avanzando, de frente al volcán, acortando distancias. Encima se habían formado piscinas en los glaciares, y teníamos que mojarnos para poder progresar, así que íbamos empapados, ya no aguantábamos tanto frío.

Pusimos la tienda en un colladito y de repente se abrió el cielo y justo frente a nosofros vimos una columna de tal magnitud que... ahora que hemos preguntado, medía ¡20 kilómetros de altura! Era más alta que la distancia que había al volcán... una cosa espeluznante. Tenía mucha ceniza en suspensión, tenía «tekla», cenizas ricas en flúor, característica de los volcanes de Islandia. El flúor es muy venenoso tanto para los animales como para las personas, y claro, llegaban a tanta altura que si giraba el viento... Porque soplaba en dirección transversal, pero estaba comenzando a rolar, de hecho el jueves, ya estaba soplando el viento hacia el punto en el que estábamos anoche y claro la situación se hubiera convertido en dramática... estaba la cosa muy jodida. Por otro lado, eran las 8.30 horas, ya era de noche, estaba anocheciendo... nos la jugamos llamando al helicóptero, y fliparon en colores cuando les dijimos que estábamos a ¡dieciocho kilometros del volcán, avanzando hacia el glaciar por la cara norte!, unos montañeros...

Montaron un operativo de rescate y salieron para allá. El piloto se la jugó; tuvimos que marcar en la nieve, con las mochilas, dónde estábamos, y luego, con los frontales, iluminar, todo en mitad de la tomenta. El piloto se lo curró, hizo gala de una pericia increíble, aterrizando en medio de unos vientos fortísimos... metimos a toda velocidad las mochilas... ¡y salimos..! Pudimos ver, nada más pasar la capa de nubes de tormenta, la columna de humo... era brutal. Vas a un Desafío, a ver un volcán que echa un poco de lava, ¡y se convierte en la mayor explosión en no sé cuánto tiempo! Claro, son 20 kilómetros, ha afectado al espacio aéreo de buena parte de Europa.

Ahora estamos aquí, colgados, a ver lo que ocurre. Aquí, en el sur, las noticias en la prensa es que está todo anegado. Y es que hay muchas toneladas de nieve encima del cráter, es un volcán sumergido dentro del hielo, y ha explotado. El cráter principal tiene ¡dos kilómetros de ancho! aunque sale humo de otros sitios, y está derritiendo el hielo de abajo a arriba del glaciar, lo que puede provocar una ola de agua brutal. En fin, es la primera vez que nos sacan de un Desafío..., no porque nos haya pasado nada grave, sino porque se ha convertido en uno de los grandes fenómenos naturales de Europa ¡desde hace muchos años!.

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