Diario de León

Cornada de lobo | pedro trapiello

Qué banquetazo

Publicado por
pedro trapiello
León

Creado:

Actualizado:

Siempre me pregunté qué carambas podían comer Adán y Eva en el Jardín del Edén, porque se dice que que no tenían necesidad ninguna al respecto, que vivían a cuerpo regalado y podían zampar de todo... tate, menos el fruto del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal ... pues vale, ya ves.

Eso quiere decirnos que comían mayormente fruta. ¿Qué otro remedio le queda en un bosque frondoso a quien descendió de los árboles siendo mono?, diría Darwin para escandalizar a cualquier obispo anglicano que aún hoy se hace cruces junto al cardenal Rouco cada vez que oyen hablar de la teoría de la evolución humana. Yo también me hago cruces preguntándome: ¿pero puede entenderse un Paraíso comiendo solamente fruta como quien hace la dieta de la sandía y acaba estomagado? Para ser paradisíaca aquella vida, deberían comer necesariamente más cosas, otras delicias... ¿carne también, langostinos, tarta, lubina a la espalda?... ¿podían comer cerdo salvaje o les reñía el Cielo por dañar la reserva divina de una biosfera de flipar?... ¿mataban para comer como lo hacía el resto de aquella explosión de fauna salvaje, barroca y despiadada... o también los leones comían peras?... ¿y quién se encargaba de matar: Adán, Eva o los dos a la vez aplicando una ley de igualdad por la que el uno es el que mata y la otra quien tira de la pata?...

Sin embargo, no es probable que mataran para comer carne. No se mencionan cocinas o cazuelas en el pasaje bíblico. Descártese, pues, que pudieran comer siquiera unas perdices, ese elemental gozo de cualquier cuento barato. No. Frutas, tallos, verduras, raíces, bayas... ¡ostí qué banquetazo! (y qué cagalera algunas veces, supongo), todo un menú de grillos y gorilas.

Adán y Eva estuvieron seguramente condenados a ser vegetarianos, que es el régimen alimentario ideal que cambiaría radicalmente la vida del planeta si lo siguiéramos todos (está demostrado: la buena salud humana no requiere obsesivamente carne). En principio, Dios nos hizo vegetarianos, sostienen algunos. Ya, dice Sócrates Valdueza, ¿y quién enseñó a Abel a asar corderos en hogueras como sacrificio a un Yahvé que despreciaba la parrilladas de verduras que le hacía Caín, el vegetariano del azadón, el malísimo de la peli?...

tracking