Renault Latitude

Gran envergadura. El Safrane y el Vel Satis supusieron la intrusión del rombo en el exclusivo segmento de las berlinas altas de gama. Con el Latitude, Renault retoma una senda habitablemente vedada a los fabricantes generalistas que, sin embargo, han cosechado allí innegables beneficios de imagen.

Si las berlinas medias de alta calidad se han venido convirtiendo, durante los últimos años, en una suerte de imaginativo escaparate tecnológico para los constructores generalistas entre los que Renault ocupa un lugar de privilegio, la aparición de esta realización «desarrollada para todas latitudes» —de ahí su denominación— y que sigue los pasos del sedán medio Fluence, sorprende por sus generosas dimensiones (casi 5 metros de largo) y su confortable habitabilidad interior.

Realizado sobre la misma base del nuevo Laguna, el Latitude conserva la misma batalla y tren delantero, mientras crece una veintena de centímetros en su cota longitudinal y adopta un tren trasero multibrazo herencia Nissan Teana, a la vez que resulta ser una readaptación del Samsung SM5.

Consecuencia: un coche concebido para captar nuevos clientes en los cinco continentes. Cosas de la globalización, ya se sabe, que propicia amalgamas tan interesantes como que un mismo coche se produzca en Asia para Europa… y que compita simultáneamente en África y América.

El caso es que serán esas unidades del Latitude, ensambladas en la planta surcoreana (Samsung) filial del rombo, las que lleguen a los mercados europeos con, lógicamente, ciertas adaptaciones al gusto de los usuarios que ruedan por estos lares. El resultado no puede ser más impactante para un Latitude que se convierte en la más ampulosa de las propuestas en los catálogos del rombo: 4,90 metros de longitud, 1,83 de anchura; 1,49 de altura y 2,76 metros de batalla, con lo que su elegante interior tiene capacidad para cinco adultos y su equipaje, merced a los 477 litros de capacidad del maletero (511 si se prescinde de la rueda de repuesto en favor de un kit de reparación de pinchazos).

Con, además, una nutrida adopción de medidas de seguridad en su equipamiento de serie: 8 airbag, ESP, ABS y dispositivo SAFE, control de trayectoria ESC, control de velocidad de crucero, climatizador bizonal, detector de presión de los neumáticos…

Opcionalmente pueden montarse elementos como cuatro funciones de masaje integradas en el asiento del conductor, tarjeta de acceso y arranque que activa el cierre de las puertas cuando el usuario se aleja del vehículo, un nuevo navegador TomTom integrado, iluminación direccional bixenón, sistema de ayuda al estacionamiento delantero y trasero y con cámara de marcha atrás, techo solar panorámico de accionamiento eléctrico y equipos de sonido y Bluetooth. En el capítulo mecánico, la gama Latitude monta cuatro motorizaciones: una de gasolina y tres gasóleos. En el primer caso se trata del 2.0 litros de 140 CV; mientras el escalonamiento diésel viene dado por el 2.0 dCi en versiones de 150 y 175 CV, además del dCi V6 de 3.0 litros y 240 CV todos ellos con una buena relación consumo/prestaciones y, en los dos últimos casos, unidos a cajas de cambio automáticas. En suma, que el Latitude, con un comportamiento dinámico equilibrado y con tarados de suspensión en clave de confortabilidad, se convierte en un coche cómodo y amplio interiormente, capaz de cubrir kilómetros y kilómetros sin fatigas para sus ocupantes.