Diario de León

LEONESES POR EL MUNDO. SINGAPUR | Ana María Villamediana. ASESORA FINANCIERA

«León es mi pequeño paraíso»

Ana María Villamediana, en una calle del centro financiero de Singapur.

Ana María Villamediana, en una calle del centro financiero de Singapur.

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camino gallego | león
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Cuando sólo tenía 16 años sus padres le mandaron un verano a Londres para estudiar inglés. «No tenía ganas de ir, pero al llegar me enamoré de la ciudad y les dije que me quedaba, aunque no me dejaron». Luego hizo lo posible para volver y por eso estudió «Filología Inglesa, como la excusa para viajar a Londres todos los veranos». Pero eso sólo era el principio, como los idiomas le gustaban «trabajaba en la Universidad para sacar dinero y en vacaciones me iba a Austria a aprender alemán, a Suiza y a Francia a practicar francés que también estudiaba en la carrera». Hoy, además de español habla inglés, francés, alemán, italiano y holandés. El chino se le resiste y ha decidido aparcarlo, porque «las vocales son tan amplias que cuando hablas si no lo pronuncias correctamente puedes decir algo distinto. Pero en Singapur, aunque el 75% de la población habla chino, los carteles están en chino, en malayo, en bahasa y en inglés, así que no hay problema».

Aunque Ana María Villamediana es licenciada en Filología Inglesa, en la actualidad trabaja como asesora financiera del Australia and New Zealand Banking Group Limited en Singapur. ¿Cómo llegó a esto? Todo empezó al terminar la carrera y encontrar trabajo en Madrid en la British Airways gracias a su buen nivel de inglés, mientras estudiaba también un máster de traducción. «Poco después me ofrecen trabajo en la oficina de Londres y voy, pero no me convence y me pongo a trabajar en Marks&Spencer, que luego me ofrece un puesto de experta en informática para su oficina de Estados Unidos, pero no acepto y entro en JP Morgan, como jefa de márketing para la Unión Europea porque necesitaban a alguien que supiera traducir distintos idiomas y que pudiera viajar constantemente a Nueva York y Ginebra. Decidí entonces estudiar un máster en Relaciones Internacionales en la UE y como sólo podía hacerlo en Bruselas, después de seis años en Londres dejé mi casa, a mi hermana que vivía conmigo y a mi novio y me marché a Bruselas porque soñaba con las instituciones europeas. A los 15 días de llegar ya trabajaba en la Comisión Europea. Estuve cuatro años trabajando en el Parlamento Europeo. Organizaba los grandes eventos políticos, por lo que llegué a conocer a cuarenta primeros ministros y presidentes». Tiene muchas anécdotas de esta época, como «cuando me quedé encerrada en un ascensor con el presidente italiano Romano Prodi, o cuando fui a buscar al presidente griego a su helicóptero».

Había logrado uno de sus sueños, pero a Ana María no le gusta anclarse, así que «me surgió ir a Singapur a trabajar en finanzas y no lo dudé. Me gustó ir a Asia por ser una experiencia nueva y además a Bruselas siempre podría volver. Si sigo en política me va a venir bien conocer la cultura y los mercados financieros de Asia». Pero sabe que su calidad de vida no es lo normal en esos países «nosotros vivimos en una burbuja en Singapur, lo llamamos nuestro Walt Disney, porque es un paraíso en medio de la jungla. Viajo muchísimo por Vietnam y Camboya y es asombroso ver los niveles de pobreza en los que puede llegar a vivir la mayoría de la población en unos países con gobiernos corruptos que quieren que continúe así para seguir manejándolo todo».

Regresa a León un par de veces al año «en Navidad y por San Juan» es como si necesitara cargar las pilas. «Cuando vuelvo a León vuelvo a mi pequeño y exclusivo paraíso; la gente que dejo atrás no tiene acceso a esto. Es aquí donde me recargo de energía y conecto con la realidad. Hago siempre dos viajes al año, aunque ahora podré venir más porque en mi trabajo llevo Europa. Es posible que desde fuera idealices las cosas de aquí y no quieras ver lo malo, porque prefieres disfrutar con lo bueno. En Singapur son callados y tranquilos, pero lo peor es el materialismo exacerbado que existe, ya que todo gira alrededor del dinero y eso es enfermizo. De acuerdo que en todos los sitios hay interés por tener dinero, pero allí cualquiera vendería su alma en la frenética carrera en la que se está para hacer dinero. Pero se vive muy bien».

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