Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

Creado:

Actualizado:

H ace dos siglos, cuando las cartas viajaban sólo a caballo y las noticias se repartían a pie, fabricar una conmoción social o una sublevación costaba meses o años. En 1900, entre escribir una carta a un pariente de la Argentina y recibir su contestación podía pasar un curso entero (las cosas iban despacio; las de palacio ni iban). A veces, tanta lentitud enervaba, pero mayormente era oportuna para no precipitar acontecimientos, para pensar la cosa o para que el paso del tiempo resolviera a su modo. La tardanza también tiene su cara amable y útil; da tiempo a variar una decisión precipitada o incorrecta; la respuesta inmediata o instintiva no siempre es la acertada, bien al contrario.

«Prisa mata»... «prisa mata»...

Es el lema de oro y la filosofía vital de todo el norte africano: calma, tómate un té, hablemos, ata la burra, regatea, fúmate un truja, disfruta el momento, aplaza el afán... ¿a dónde vas que no pueda esperar el fin del mundo?

En toda esta geografía caliente, desde Rabat al Cairo hasta llegar a la musulmanía siria, jordana, yemení, libanesa o iraní, las noticias que antes tardaban veinte coranes en llegar a paso de camella vieja vuelan ahora al instante por móviles y ordenatas, así que una sublevación puede cocerse en unos días; y una algarada masiva en una plaza, en dos horas. Bien. Hay ocasiones en las que el tiempo no debe perderse y hay que pillar la oportunidad por el rabo. Bien. Rápido, rápido. Bien. Como un resorte automático se puede activar a la población anónima. Bien. Lo digital se alía con el pueblo en su cabreo. Bien. Pero la prisa manda... uy.

¿Y el poder es tonto? Pues claro, no tiene móviles ni satélites, no tiene medios de propaganda ni sabe confundir, no contraataca con todo su aparato ni sabotea o inflitra, así que los gobiernos y los jerifaltes han de asistir pasivos e impotentes a la ira popular que rula en mensajes, consignas y plazas. Ya.

Un móvil en la mano parece una piedra, pero sólo un cantazo en la crisma hace valer una revolución tumbando a Goliat. De poco sirve la oreja si no se arma el brazo.

Y si cayera el dictador y los hermanos musulmanes pusieran a Alá al mando, ¿a quién habrá que temer más?...

tracking