Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Tú y yo pasamos hoy de reflexiones, genuflexiones o espantos... y de ese Bárcenas que vuelve de esquiar de Canadá (jodó) con cara de maldecir o morder y, además, va el tío y pone tieso el dedo corazón para hacer una peineta, qué gran corazón... pues «que le den pol culo sopas».

Pasamos.

¿Y si subimos un rato al cuesto más cercano o una loma alta desde la que puedas ver todo ese festón de montañas nevadas que van desde ese Teleno que intuye Galicia hasta el Espigüete que señorea el cielo de Cantabria?... y en medio, el larguísimo espinazo de peñas babiecas, montes de Luna, calizas de La Tercia, peñas/coradas del Esla, torres de Picos y hasta un fleco de montaña palentina, así, entrando todo en una sola mirada con que sólo gires un poco el pescuezo como hacen las lechuzas... espectáculo panorámico donde los haya, sí señor, la grandiosidad... y un libro abierto en el que se leen de lejos los bienes o males que nos traerá el año.

Hace sólo seis días, esas montañas estaban nidias (totalmente blancas) porque el último temporal grapó la nieve hasta en paredes y farallones. Hoy, la lluvia y la blandura han lamido el mantón blanco hasta descarnarlo y se escurre el espectáculo de la nevadona ladera abajo... desnieva... (demos por inventado el verbo)... y eso entristece, arruga un poco el júbilo que puso en el campo la última promesa blanca (año de bienes), nieve que debería estar repisándose helada en los viejos neveros y resistir ahí hasta julio... ya no se ve esa norma milenaria.

¿Y si hacemos neveras como las que idearon los romanos para toda esta geografía?, aquellos enormes hoyos como cráteres llenados en invierno con nieve repisada para resistir allí hasta el año siguiente, hielo para todo uso (esta ciudad tuvo una nevera enorme en los altos de Cantamilanos que funcionó hasta 1912, era negocio).

Hagamos neveras, pero llenas de agua, despensa líquida, reserva para ese tiempo de sequía y estiaje que viene cada vez más perro, algibes enormes por doquier... pero lejos de Victorino, porfavó, o desaparecerán 300.000 metros cúbicos diciendo que bajaron a bebérselos los corzos... y corzas.

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