Diario de León

Una guardería como la ONU

El mestizaje y la multiculturalidad son los sellos de indentidad del centro infantil Hogar de la Esperanza. Casi setenta niños y niñas de diferentes nacionalidades se adelantan a los desafíos del nuevo milenio.

El juego y la convivencia les ayuda a normalizar la multiculturalidad. MARCIANO

El juego y la convivencia les ayuda a normalizar la multiculturalidad. MARCIANO

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carmen tapia | león

Hay un centro de educación infantil en León en el que no existen las fronteras. Ni físicas ni mentales. 65 niños y niñas de distintas nacionalidades convierten en realidad cada día el desafío del nuevo milenio. La multiculturalidad es una rutina que asimilan en sus vidas y enseña a convivir sin prejuicios. Son los niños y niñas atendidos por la Fundación Gitana Hogar de la Esperanza, que empezó a funcionar como guardería laboral, abierta por Secretariado Gitano, y ahora es un centro privado de Educación Infantil con aulas concertadas por la Consejería de Educación.

En los espacios de esta guardería, situada en el barrio de Las Ventas, en un entorno socio económico empobrecido, conviven y se educan gitanos (el 60,9% de los niños inscritos), inmigrantes (el 34,3%) y los que están registrados como ‘sociedad mayoritaria’, que aquí son minoría, (el 4,6%).

En el patio del centro comparten juegos gitanos, marroquíes, (el 63,6% de los inmigrantes), somalíes (el 13,06%), cubanos (9,09%), caboverdianos, colombianos y portugueses (4,5%). El curso pasado también había sirios y brasileños. Un cóctel de colores y costumbres alejados de prejuicios y estereotipos. «La normalización, de la que tanto se habla, funciona aquí desde hace muchos años», explica el director, Victor de Godos. No hay ningún otro centro en León con tanto mestizaje entre sus paredes. «La convivencia es normal entre los niños y las familias. En las reuniones de padres y madres acuden gitanos, musulmanes... nunca hemos tenido ningún problema».

Ni siquiera la alimentación supone un contratiempo. «Aquí el menú es igual para todo, pero cuando hay cerdo no se lo damos a los niños y niñas musulmanes, que comen más del primer plato. Todo se equilibra».

Además de la pluralidad, el centro se caracteriza por atender a las familias con escasos recursos. Ningún niño paga nada. «Hemos establecido unas cuotas simbólicas que van de 5 a 20 euros al mes. La cuota se asigna en función de los recursos de la familia», explica el director. El 95% de las familias paga 5 euros mensuales, «pero a veces dejan de pagar y no pasa nada. Todo es gratis. El sentido de las cuotas es concienciar de que sepan del coste de las cosas pero tenemos situaciones tan críticas que no son obligatorias. Casi la totalidad las familias no superan los 700 euros de ingresos mensuales».

El centro se mantiene gracias a las subvenciones de la Consejería de Familia, la Diputación de León, el Ayuntamiento de León (Plan Municipal de Drogas y Concejalía de Bienestar Social), Consejería de Educación, IRPF, Fundación Fernández Peña, Gerencia de Servicios Sociales y Pastoral Gitana. Entre todos suman unos ingresos de 140.979 euros, aunque los gastos anuales son de 161.066 euros. «Al final siempre compensamos con nuestros benefactores», asegura el director. El local es propiedad de Cáritas, que ha cedido el espacio por 20 años renovables «siempre que se mantenga el propósito».

Y el propósito es educar a los niños y evitar el absentismo escolar. «Aquí los niños aprender a leer, escribir y a convivir. Cuando acaba el ciclo sus destinos son el colegio público Cervantes o los Maristas Champagnat «que son los colegios asignados, pero pueden ir donde quieran». A la guardería acuden niños de distintos puntos de León «tenemos un autobús financiado que hace el transporte».

También en la provincia

La Fundación amplia su actividad a siete localidades de la provincia, donde desarrolla un trabajo integral con alumnos, familias, técnicos de los servicios sociales y equipos docentes de los centros educativos. El programa incluye la transmisión de habilidades culturales básicas necesarias para la vida en sociedad y la transmisión de habilidades sociales y emocionales. Los talleres se desarrollan durante dos horas semanales de junio a octubre con 126 niños y niñas de La Robla (9 niños), Villaobispo de las Regueras( 14), Mansilla de las Mulas (18), Valderas (31), La Bañeza (17), Cacabelos (28) y La Virgen del Camino (9). El programa está financiado con la colaboración de la Diputación de León.

La fundación también se ocupa de los adultos con talleres para las mujeres gitanas, un espacio para potenciar las capacidades, aptitudes, habilidades y conocimientos de las participantes en actividades formativas como manualidades, corte y confección, cocina, organización doméstica, alfabetización y charlas de nutrición, entre otros, en los que han participado 270 personas. «La mayoría de las participantes son mujeres gitanas que han interiorizado que la formación es la única vía para aprender y salir de su realidad doméstica y de adquirir habilidades que les permitan acceder a una formación profesional y les posibilite el acceso al empleo», asegura el director del centro.

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