CORNADA DE LOBO
Animalismo bestial
Maravilla la sensibilidad de esos animalistas que a los diez minutos de morir un torero en la plaza de Teruel se dedicaron en las redes sociales a la suerte última del descabello o del verduguillo que manda al bicho al desolladero. Es tal la inquina antitaurina no ocultada por el movimiento animalista, que el idiota la hace dogma... y furia animal el bestia.
Los animalistas no son así en general, pero en teniente-general son ya demasiados los que sacan su sable militarote de mando en plaza luciendo su odio vejatorio y bestial, su burla canalla o la puta gracia (¿le dieron esta vez al toro las orejas y el rabo del torero?).
Los animalistas no son así, claro, pero tampoco se ve a los buenos que le tosan a su cretino radical, al fundamentalista o sentimentalista que se conmueve ante un maltrato animal y no se inmuta ante un cerro de refugiados a los que llama cuentistas (o terroristas) al ver algunos con teléfono móvil. Son amenaza, dice.
Curiosamente, un movimiento animalista de nula tradición en España (es más viejo el twiter), convertido en partido y todo, cosecha su cesto de votos aprovechando la fatiga política de un país retaco, pringao y sentimental que, si tuviera que decidir el voto entre Rajoy, Sánchez y un perro, le daría muy a gusto el acta de diputado a su border collie, yorkshire, beagle-harrier o bull terrier, pues llamarse en inglés y tener raza es básico en esto; el perro mil leches no hace carrera en el fervorín de la nena, ¡chito, fuera!.
En fin, que habrá diferencia entre animalismo y bestialismo, pero se dan casos que parecen insinuar una relación de hecho o lecho como es este asunto de las aberrantes burlas matonas que han circulado en las redes.
También vemos a diario a tipos (y tipas) que exaltan, exageran y polemizan su sensibilidad con los animales como si así absolvieran su dudosa sensibilidad con la gente que realmente las está pasando caninas, gente de vida perra y puta, teniéndola tantas veces al lado, gente que sueña alcanzar un día los sagrados derechos de los animales que llegan a los parlamentos para hacerse ley severa y multa al canto.