La mesa y el juego
T raerán cola los cinco décimos del gordo navideño que tocaron en la sede patricia de los socialistas de Ferraz (tratándose de regalo de empresa, se lo quedaron tres; la fraternité socialisté bien entendida empieza por uno mismo)... vaya que traerán cola... y traerán rabo los cincuenta y seis millones que repartió la lotería del Partido Comunista en Pinos Puente, Granada (¿hallarán mejor senda los parias de la tierra para su conversión al capitalismo?... ¿estarán los bolcheviques asaltando el Palacio de Invierno de la Lotería al grito de «¡la suerte, para quien la trabaja!»?).
Reburdian los curritos de la sede socialista porque lo lógico sería que se repartieran esos dos millones entre toda la nómina al entenderse que no fue regalo a particulares (ni vale que el lotero sea primo de uno de ellos)... pero ahora es santa Rita la más rezada y asoman abogados en la disputa... En la mesa y en el juego se conoce al caballero , dice el refrán... ah, conocerás pocos, lo usual es el mezquino y el tramposo, pues si es dinero gordo lo que aflora, ¿quién será el que no desflore sus principios, si es que los tenía?...
Octavito se puso fachilla burlándose de la suerte roja y exigiendo coherencia ética a los comunistas granadinos que ahora tendrían que repartir y colectivizar la morterada de dinero que les llovió del cielo gracias a rezarle a su sampancracio leninista... pero Sócrates le sugirió que tendrá que exigir lo mismo y aún más a todos los «católicos de veras» que se llevaron la inmensa parte de ese gordo , pues su evangelio les obliga a vender cuanto tienen y dárselo los pobres si quieren ser cristianos de verdad... entonces, Octavito puso cara de maldecir por lo bajo porque él es muy católico, muy cofrade y muy de toda lotería.
Lo dicho, en mesa y juego mal verás caballero; ni en curro, fiesta o viaje... ni entre rojos, insistió Octavito: se disuelven como azucarillo si se riegan con dinero, ya sean loterías o eres andaluces... ¿y si bombardearan Siria lanzando la mitad de lo que cuesta esa guerra en billetes pequeños y calderilla?... pues les tendrían entretenidos atropando y se acabarían las hostias.