Diario de León

ELLAS Y EL SEXO

Virilizadas por la pornografía

En la era de la inteligencia artificial, la evolución en las relaciones afectivas y sexuales no parece haber calado entre jóvenes y adolescentes que, según asegura la trabajadora social de Adavas, continúan repitiendo estereotipos tóxicos

Una joven en León. JESÚS F. SALVADORES

Una joven en León. JESÚS F. SALVADORES

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León

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Cristina Fanjul | León

Relaciones abusivas, pérdida de la intimidad, embarazos no deseados, promiscuidad... Los roles que adoptan los adolescentes en sus relaciones afectivas y sexuales no ha cambiado demasiado. «Las conclusiones de tantas horas de trabajo con los jóvenes y adolescentes es que comprobamos que nos queda por delante mucho trabajo en materia de igualdad», reflexiona Lucía Lorenzana, que explica que, sin embargo, hay un lugar para la esperanza. «La parte mollar de los talleres consiste en el cuestionamiento de las actitudes y es a través de estas técnicas que logramos mover a la reflexión». Lucía Lorenzana es educadora social de Adavas. En 2016 desarrolló sesenta y dos talleres en los que participaron 1.542 adolescentes. Estos cursos, que tienen lugar en la mayoría de institutos de la provincia, llevan por título Despégate del maltrato 3.0 y su objetivo es detectar y modificar los comportamientos tóxicos entre adolescentes que degeneran de manera eventual en situaciones de maltrato.

En ellos se abordan cuestiones relativas a los mitos de amor romántico y a creencias arraigadas que hacen que se sigan manteniendo relaciones abusivas. «Es sorprendente escuchar hasta qué punto en muchas ocasiones las jóvenes no sólo no reconocen una situación abusiva y de violencia sino que incluso llegan a justificarla como una demostración de amor», advierte la especialista de Adavas, que pone como ejemplo comentarios habituales que deberían haber sido desterrados de las relaciones de pareja. «‘Si está celoso es porque me quiere’ y ‘es normal que no quiera que salga con mis amigas’ son dos comentarios habituales entre las adolescentes», subraya Lucía, que muestra la gravedad de estos comportamientos y asegura que en ocasiones ha visto mujeres jóvenes que justifican el uso de la violencia como arma dentro de la relación. «La necesidad de seguir trabajando en prevención es obvia, así como en coeducación e igualdad, ya que es la única manera de poder acabar algún con esta lacra», avisa.

Otro tema que abordan los talleres de Adavas es la prevención de agresiones sexuales dentro de una relación de pareja. Lucía Lorenzana asegura que aún queda mucho por hacer para cambiar la mentalidad y precisa que resulta sorprendente comprobar la cantidad de mujeres jóvenes que consideran que en pareja todo vale. «La nula educación afectivo sexual está haciendo estragos ya que se toma como modelo la pornografía y no se sabe diferenciar en muchas ocasiones las fantasías sexuales, e incluso una agresividad tremenda hacia las mujeres, con la realidad de una relación sexual», lamenta la educadora. Uno de los grandes muros que Lucía Lorenzana trata de desmontar es la presión de grupo, un fenómeno difícil de romper durante la adolescencia y que, junto a la ausencia de educación, lleva a la adopción de roles muy diferenciados que desembocan en un tipo de relación enfocada al placer masculino. «Al trabajar estos temas se ve como las chicas, de manera generalizada, asumen roles secundarios, no exploran su propio bienestar y placer y, en algunas ocasiones, llevan a cabo prácticas sexuales por la simple razón de que a su pareja le apetece. Es un grave problema de pérdida de referencia personal», asegura Lucía, que sostiene que las mujeres asumen un modelo de relación sexual en la cuál su placer es inexistente.

Relaciones líquidas

Lucía Lorenzana asume que la postmodernidad ha cambiado la manera de relacionarse e introduce el concepto relaciones líquidas para explicar el nuevo tipo de compromisos que se establecen entre jóvenes y adolescentes. «Son relaciones abiertas, tanto en lo concerniente a la amistad como a lo sexual», infiere. Además, no se olvida de la importancia que las redes sociales juegan en el desarrollo de los comportamientos sociales y subraya que muchos adolescentes comprenden que entregar al otro las claves de las redes sociales, perdiendo de esa manera su intimidad, es una prueba de amor. «Con ello pretenden mostrar que no hay nada que ocultar, además no son conscientes del peligro que entraña darle a otro la llave de su privacidad, por lo que a veces suben fotografías inapropiadas sin pensar en las consecuencias».

Sexualización masculina

El psicoanalista Luis Salvador López Herrero explica que, según su experiencia clínica, las mujeres han adoptado el goce de vertiente fálica propia del hombre. «Hay una tendencia de la mujer a identificarse con un tipo de sexualidad masculina, a manejar la sexualidad a la manera de los hombres», explica el psiquiatra. Luis Salvador precisa que una de las consecuencias de este tipo de sexualidad es que las mujeres se están acercando a la promiscuidad, a relaciones en las que el amor no supone un matiz importante, en el que lo fundamental es «el goce del órgano». «Lo que ocurre es que en las mujeres, las cosas no funcionan así», reflexiona el experto, que defiende que en ellas la sexualidad tiene un matiz diferencial: «la relevancia del amor». Luis Salvador López Herrero sostiene que la mujer accede al sexo a través del amor y no por el sexo en sí mismo. «Es el amor el que vehiculiza su relación con los hombres». El psicoanalista echa mano de Freud para compararlo con el ‘ser sexual’ del hombre: «Freud decía que el hombre ama a un tipo de mujer con la que no tiene relaciones sexuales y tiene relaciones sexuales con mujeres a las que no ama, pero en la mujer el amor es un intermediario esencial», destaca.

El psiquiatra considera que la novedad de esta época es que el empuje al propio goce en la sexualidad se ha convertido en un imperativo y sopesa que esa lanzadera a la sexualidad es lo que lleva a las adolescentes a comportarse con un estilo masculino. Sin embargo, advierte de que en el inconsciente te reconoces como mujer o como hombre, y eso es algo que la sociedad no puede cambiar. «La manera como un sujeto se posiciona del lado hombre o del lado mujer no es modificable desde el punto de vista sociológico». Luis Salvador López añade que el inconsciente es atemporal porque viene dado por el lenguaje y defiende que la esencia del ser no se deja tocar por el paso del tiempo. «Las épocas dan forma o inciden en el aspecto de la envoltura, pero lo esencial no es mutable».

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