Lunes de armas

Este es un lunes que sin duda se levantó sin caberle por el culo una lenteja a una nación que contiene la respiración a la espera de un improbable «lo siento, me equivoqué, no volverá a suceder»... o un dispuesto tracatrá de tanquetas Diagonal abajo... ¿artillería diferida?... bueno, alguna unidad y fuerzas militares hacen retén en la sala de banderas. Avisados: este será un «jodido lunes» que no tuvo de víspera un «plácido domingo».

Domingo de urdir y esconder.

Dicen los que están más al tanto que hoy caben todos los escenarios posibles... y hasta los indeseables; por eso alguien ha tenido que dar la orden de «prevengan... ¡armas!» También las ideas están acuarteladas. Malo. Perdemos todos. Ganan los buitres de la financiera global que comprarán barata la chatarra de trenes topados en este catacroc. La factura de esa orgía ferroviaria nos saldrá cara... y las palabras en llamas tardarán en apagar el mensaje incendiario que propalan.

Qué inédito panorama... y qué vieja cuestión, qué orgullos tan primarios y recebados desde la escuela (lo primero a cambiar, dice Savater, pero Boadella sabe que hay que empezar por TV3). Choque de orgullos. Esta vez el mundo entero está mirando (¡dientes, Carles, dientes!), así que el independentismo no despreciará un catapún victimista, llenará de nuevo la calle, blindará instituciones con escudos humanos haciendo muro y, cuando lleguen de nuevo los guardias, otra vez a sacar tiritas y comunicados: Atentan a los derechos humanos, que venga la ONU.

Esta es la quinta vez que se intenta proclamar el estado catalán y no están dispuestos a salir de su «equívoco» humillados o lijando ridículo, saben que hoy no cabe el final deshonroso de anteriores alzamientos acabados hasta en paredón con Lluís Companys, al que sacó a pasear a lo memo el listín Pablo Casado proporcionando así la evidencia que esperaban esquerros y cupistas y cunveryentes y hasta los monjes de Poblet; ¡¿véis cómo a Franco lo tienen vivo aún?!... y así lo enseñan a la prensa extranjera... quizá exageran, pero tufos viejos sí se huelen... allá y aquí... aquí y allá... ¿quién empezó?...