Diario de León

La ‘procesionaria’ pone en jaque a León

El Colegio Oficial de Veterinarios alerta del peligro de pasear por zonas con presencia de orugas de pino en la provincia.

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SILVIA Matilla | León

Con la llegada del verano, la presencia de la oruga ‘procesionaria’ del pino se ha hecho más intensa. Esta oruga es llamada así por su característico desplazamiento en hilera como si de una procesión se tratase, se encuentra cerca de los pinos, donde instalan sus bolsas para desarrollar las larvas que más tarde caen arrastrándose por el suelo para alimentarse de brotes tiernos.

Un paseo placentero entre pinos con niños y mascotas puede resultar un peligro si no se toman las medidas necesarias, tal y como advierte el Colegio de Veterinarios en un comunicado. Tanto animales como personas sienten la curiosidad de acercase para tocar la ‘procesionaria’ y es cuando se pueden producir urticarias o reacciones alérgicas que en caso de los animales puede conlleva la muerte por asfixia si la reacción afecta a la laringe y en casos menos graves puede hacer que la lengua se necrose. En el caso de los niños en principio sentirían urticarias y reacciones alérgicas si se toca una de las orugas dado que estas lanzan sus tricomas, pelitos que actúan como dardos llenos de sustancia urticante.

ciclo de vida

El ciclo de vida de la oruga ‘procesionaria’ es circular y tiene tres fases. Pasa por una fase larvaria, una fase crisálida y una fase de adulto. Durante la fase de adulto es cuando las mariposas macho y hembras se aparean y ponen sus huevos (de 100 a 300 huevos) sobre las copas de los árboles alrededor de una o dos acículas (hojas de los pinos).

A los 30 o 40 días nacen las larvas que se mantendrán en la bolsa hasta ocho o nueve meses, normalmente durante todo el invierno y que pasarán por cinco estados larvarios. A partir del tercer estado larvario será cuando las orugas desarrollen los pelos urticantes, aproximadamente 30 días más tarde, entre febrero y abril con una alimentación voraz las orugas comienzan descender en fila india para protegerse de los pájaros, fase de máximo riesgo para personas y mascotas.

Después de la procesión las orugas se entierran en el suelo donde pasan a la fase de crisálida en la cual pasarán como mínimo un año o si han permanecido en diapasusa a los cuatro años siguientes las crisálidas hacen eclosión y surgen las mariposas que se aparean y comienza un nuevo ciclo.

La etapa de adultos en la zona norte de España el ciclo es más largo que en el sur debido a las bajas temperaturas, los huevos se eclosionan con retraso y hasta que no llega el frío las orugas no bajan. Son peligrosas en todas las etapas en cuanto comienza su descenso y en esta época del año, en el norte de León debido al retraso por las temperaturas las larvas están cayendo ahora. Ocasionando graves peligros.

El tratamiento médico, según apunta Luciano Díez Díez, presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de León y Presidente del Consejo de Veterinarios de Castilla y León: «es muy largo y muy lento hasta que se cicatriza completamente las heridas».

«No hay un registro de afectados por picaduras de esta orugas y no constan muertes, sin embargo podrían ser posibles en caso de personas sensibles o reacciones alérgicas severas», afirma Luciano Díez. Hay que recurrir a tratamientos médicos específicos con antihistamínicos, antiinflamatorios, corticoides y en ocasiones son necesarias curas locales. Por este motivo el Colegio Oficial de Veterinarios de León recuerda que se acuda a servicios médicos o veterinarios si se ha producido una reacción de relevancia.

Las medidas que se pueden tomar ante la presencia de estas orugas, si se va paseando por un parque municipal o por una zona de pinos, donde su ámbito de actividad como parásitos del pino es alejarse de ellas y avisar a las autoridades, bomberos o policía local para que se conozca de la existencia y se puedan tomar medidas para erradicarlas. La propagación en los últimos años sobre todo en zonas comunes dentro de la ciudad de León se debe a que la fumigación no es tan agresiva como en años anteriores por una cuestión medioambiental ya que se producía la muerte de insectos o pájaros además de la propia ‘procesionaria’.

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