Diario de León

ANDRÉS GARCÍA PALOMO Jefe de Oncología del Hospital de León

«Las mejores armas son la ciencia independiente y el autocuidado»

Andrés García Palomo, jefe de Oncología. JESÚS F. SALVADORES

Andrés García Palomo, jefe de Oncología. JESÚS F. SALVADORES

León

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— «Un equipo de investigadores israelíes asegura haber dado con la cura del cáncer o, al menos, con la fórmula para conseguir que sea crónico, pero no mortal. Según el líder de la investigación y propietario de la compañía biotecnológica AEBi, Dan Aridor, está solución a la temida enfermedad podrá ser real en menos de un año y que será efectiva desde el primer día de su implantación. Se trata, según afirma, de un tratamiento que será tanto genético como personalizado y que no tendrá apenas efectos secundarios, además de ser mucho más baratos que los tratamientos actuales». Esta noticia es de hace dos días. ¿Qué opina?.

—No suelo leer este tipo de noticias en medios de comunicación. Mis fuentes de información científica proceden de otros medios. Desde luego la noticia auna las tres características básicas para que sea otra fake new: un tratamiento efectivo, sin efectos secundarios y barato. Demasiado bonito y contado por el director de una compañía farmacéutica. Cualquier terapia nueva debe pasar por un proceso de ensayos clínicos largos y muy controlados antes de que se conviertan en una verdadera novedad. Le reto a que mire los efectos de estas noticias en la cotización bursátil de la compañía que las lanza. Quizá eso le da alguna clave de lo que significan.

—¿Por qué se habla de curación cuando se quiere decir cronificación?

—Porque la curación es el objetivo fundamental del tratamiento, no la cronificación. Cronificar una enfermedad es medicalizarla para toda la vida, hacer dependiente al enfermo del sistema sanitario. Cronificar es transformar la enfermedad en un negocio muy boyante para determinados grupos muy interesados en ello. No. Curar es el objetivo, no cronificar.

—El cáncer tiene mil caras ¿cuál es la que más le preocupa?

—Como médico, la cara que más me preocupa es la del enfermo y su entorno familiar. Su sufrimiento físico, psicológico, social y económico. A veces, no llegar a todas es mi mayor preocupación y la de mi equipo. No nos conformamos con aliviar el dolor físico. Hay otros ‘dolores’ que producen incluso más sufrimiento. El diagnóstico de un cáncer en nuestro medio pone a muchos pacientes y a sus familias en riesgo de exclusión social y las condena a vivir en un mundo de ansiedad y depresión Y esas noticias de las que usted me hablaba al principio de la entrevista, lejos de iluminar la esperanza lo que hacen es alimentar la ansiedad del ‘no llegan….’

—Mamógrafos de alta resolución, aceleradores lineales... ¿ese es el camino adecuado?

—Es de agradecer las donaciones tecnológicas que determinadas empresas han hecho a la sanidad pública y que desde luego redundarán en la reducción de la obsolescencia de muchas de las máquinas de las que disponemos. La dotación tecnológica sin dotación presupuestaria en personal formado y capacitado hace que esas máquinas permanezcan empaquetadas. La detección precoz es una de las armas mas poderosas con las que contamos, pero no debe ser la única. El arma mas poderosa es la prevención. El mejor cáncer es el que no se tiene. Necesitamos un cambio socio-cultural muy profundo para deshacernos de la lacra del cáncer. Numerosos intereses de todo tipo se interponen entre nosotros y ese objetivo. Luchemos contra ellos desde la cultura, la educación y la verdadera política, esa que busca transformar la vida de la gente, para hacerla más consciente, más despierta y menos manipulable.

—La investigación contra el cáncer es la más carismática de las investigaciones. Pero el cáncer no acaba. Y los tratamientos siguen sin ser del todo eficaces, aunque cronifiquen la enfermedad ¿coincide en esta valoración?

—La investigación es uno de otro de los pilares en la lucha contra esta enfermedad. Sin investigación, en todas su modalidades, no habrá verdaderos avances. Coincido en su valoración, pero la investigación ha producido avances muy importantes en el tratamiento del cáncer. El problema de la investigación no es solo una cuestión económica. Hay otros elementos que dificultan el avance y son de índole política. La investigación se ha convertido en una herramienta de avance económico también y, por ello, está en manos de promotores que proceden del negocio farmacéutico. Existe poca investigación independiente, en parte porque no llegan ayudas económicas y en parte porque los poderes políticos no apuestan por ello.

—Si pudiera elegir ¿cuál es el mejor cáncer que se puede tener ahora mismo?

—Cualquiera que pueda ser detectado en sus fases iniciales será curado definitivamente.

—¿Cuál es el futuro?

—La prevención, no me cabe ninguna duda. Cambio en los hábitos alimentarios, lucha contra la obesidad y sedentario; eliminación definitiva del hábito tabáquico y lucha contra la contaminación medio-amibiental en todos sus ámbitos, así como investigación epidemiológica que nos permita ser mas exactos en los factores de riesgo. Fíjese que estos cambios no son sólo sanitarios, sino también sociales y económicos. Acabar con la economía lineal que se basa solo en el consumo desbocado e innecesario y la obsolescencia programada, saber vivir con menos, reenfocar nuestros objetivos vitales, etc. No se trata de hacer más sino de hacer solo aquello que aporte valor al paciente. La conjunción del reenfoque hacia el paciente, el uso de biotecnologías y aplicación de herramientas informáticas y del Big Data va a ser el futuro. El análisis en el mundo real de la verdadera eficacia de los medios diagnóstico-terapeuticos va a convertirse en una urgencia para el sostenimiento de nuestro sistema sanitario.

—¿En qué tratamientos tiene más confianza?

—La medicina personalizada. El desarrollo de marcadores predictores de respuesta a la terapia es uno de los mayores éxitos de la terapia oncológica actual. Junto a ella, confío en que el desarrollo de los conocimiento en inmunoterapia va a aportar numerosos éxitos en la investigación contra esta enfermedad.

—Usted ha dicho que el mejor cáncer es el que no se tiene y defiende la educación sanitaria pero ¿no se está cargando a las personas con la responsabilidad de su autocuidado cuando no se culpabiliza a la industria de la alimentación, a las empresas que contaminan, a los horarios laborales imposibles con la conciliación de la vida social laboral y familiar, a la sobreexcitación, a la competencia laboral, a este modelo de sociedad?

—Indudablemente y no puede ser de otra manera. La gente tiene la responsabilidad de su autocuidado. Tenemos que dejar de ser unos irresponsables que depositan su protección y sus derechos en la voluntad de los poderes políticos, desentendiéndosnos de su control. Pasemos de una vez a ser protagonistas de nuestra propia historia, y accionemos las plantas del cambio día a día. El esfuerzo y la presión ciudadana, el asociacionismo y el cambio de conciencia individual está en la base del cambio político y no al revés. Exijamos, seamos conscientes de nuestro poder, cambiemos nuestro consumo hacia empresas comprometidas con objetivos más humanos y sociales, no votemos a aquellos que no defienden el interés ciudadano por el cambio, desenmascaremos a los que se sirven del ciudadano para sus propios intereses. Demos la cara porque el cambio esta en el ciudadano y en su propia conciencia. Las formas políticas no son más que un reflejo de la ciudadanía a la que gobiernan y dirigen. El cambio se acciona desde cada uno, desde su interior, desde su propio concepto vital. La historia se construye cada día. Y tenemos una gran responsabilidad, por nosotros y por las generaciones que vienen.

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