Diario de León

ISABEL LLANO ‘ISASAWEIS’

«Las redes sociales están edulcoradas y pueden ser una mala influencia»

Isasaweis, en uno de sus videos de YouTube. DL

Isasaweis, en uno de sus videos de YouTube. DL

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carmen Tapia | león
León

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Isabel Llano Isasaweis colgó su primer vídeo en YouTube hace diez años. Ahora, en su faceta de comunicadora con 300.000 seguidores, da un giro a su profesión para pasar de las recetas de cocina y los consejos de belleza a «acompañar a las personas para que se sientan bien». En la conferencia que ofrecerá mañana en Espacio León a las 18.00 horas hablará de su vida.

—¿Qué tienen en común Isasaweis e Isabel Llano?

—Todo. Soy yo. Cuento las cosas como las vivo, cuando mi casa está hecha un asco, cuando no, cuando estoy guapa, cuando no. Al final es lo mismo. Obviamente Isasaweis es solo la parte que se ve de Isabel Llano, porque en mi vida pasan más cosas de las que cuento.

—¿Y qué parte de verdad hay en todo lo que se ve en los canales de comunicación como YouTube y otras redes sociales?

—Lo que se ve en las redes sociales obviamente está edulcorado y pintado de bonito. No es que no sea real. Yo misma subo una foto de un bizcocho, jugando con Mateo y tomando algo con un amigo. La realidad es que el bizcocho lo hice corriendo mientras me duchaba, con mi hijo estuve 20 minutos porque no nos daba tiempo a más porque tocaba merienda, baño y cena. Una imagen y una frase bonita hacen una composición. Hay mucha tarea que hacer. Las redes sociales están influyendo en la gente joven para mal y creo que hay una especie de aspiración a que todo lo que se ve es tan bonito y se ven tan guapas, eso le puede hacer sentir que la vida es así. Eso me lo han comentado las madres, que me dicen que están preocupadas por su hijas. Pero es lo mismo que se veía antes en las series de la tele. Todos son guapos, ricos y maravillosos. Ahora lo ves es Instagram.

—¿Entonces todo está maquillado?

—Si. Pero no maquillado porque se quiera mentir. Mi cuenta de Instagram es real, tal y como es mi vida, pero hay que poner todo en su lugar. De las ocho fotos que te haces subes siempre en la que estás más mona. Igual que lo haces tú lo hacen los demás, lo que pasa es que cuando lo ves en los demás no eres tan consciente. La realidad es que me hago quince fotos hasta que salgo bien.

—¿Qué ha cambiado en usted desde que colgó el primer vídeo? ¿Su objetivo era convertir internet en el espacio donde desarrollar su profesión?

—En absoluto. Soy ingeniero informático. Hice oposiciones para ser profesora y cuando empecé en esto estaba trabajando de profesora en un instituto. Hace diez años ni había influencer, ni blogger ni nada. Entonces no se sabía que esto podía ser una profesión. Lo hice como un hobby, con ganas de compartir las cosas que hacía.

—¿Cómo ha cambiado el mundo de las ‘influencer’ desde hace diez años?

—He evolucionado como persona. En diez años me han pasado muchas cosas, como ser madre. Al final evolucionas y te conviertes en una persona más sensata y más calmada. Todo ha sido un cambio como el de cualquier persona. Ahora tengo otro tipo de trabajo, y un trabajo siempre cambia una vida, pero mi entorno permanece como siempre. Todos los que empezamos hace diez años no teníamos otra intención que no fuera divertirnos y compartir cosas. Hoy se ha convertido en una profesión y hay personas que comienzan con la idea de ser profesionales de esto, cosa que me parece maravilloso. Un blog es un diario personal y cada persona tiene algo que aportar porque todos hacemos las cosas diferentes. Hay mucha gente que se dedica a esto y hay espacio para todo el mundo.

—¿Cómo definiría su profesión?

—Soy comunicadora. Si lo que cuento influye en los demás, seré influencer, pero no me considero así. Sigo subiendo videos en YouTube, pero ahora tiendo mucho más a otro campo como ayudar a la gente a cambiar cosas y afrontar las situaciones. Siempre me ha gustado la comunicación y lo que se me da bien es eso, porque no soy ninguna virtuosa del maquillaje. Me gusta contar cosas y lo hago en diferentes formatos como la columna del periódico, libros, videos, redes sociales. Lo que hago es comunicar y transmitir.

—¿En qué temática se siente más cómoda?

—Contar cosas y hacer sentir bien a los demás. A veces es una reflexión, una experiencia de vida, situaciones por las que he pasado, como los abortos. Contando eso y mi forma de afrontarlo puedo ayudar a gente que necesita un empujón.

—¿Le dan vértigo los 300.000 seguidores?

—Más del 90% son mujeres, pero también hay hombres. Siempre me dirijo a todos.

—¿Es feminista?

—Feminismo es buscar la igualdad en derechos entre hombres y mujeres. ¿Quién no desea eso?. Es verdad que no me siento infravalorada por ser mujer, nunca me ha ocurrido, pero esa no es la realidad del planeta. En España en ciertas profesiones hay brecha salarial. Cada persona tiene su experiencia profesional. Yo he sido profesora y mi sueldo y mis condiciones eran exactamente los mismos que los de mis compañeros hombres. Ahora soy autónoma y tengo mi empresa. No he tenido oportunidad de que me ocurra discriminación laboral. Hay otras cosas en las que creo que se pierde mucho tiempo, como hacer un escrito y poner los/las. Es gastar balas en cosas innecesarias porque hay mucho trabajo por hacer por otros lados. Nunca me he sentido discriminada porque me llamen ingeniero informático en lugar de ingeniera informática.

—¿Gana más como comunicadora en las redes sociales o como profesora de instituto?

—Depende. Lo que tiene el ser profesora de instituto es que tienes un sueldo fijo y ya está. Mientras que con una empresa y siendo autónoma, además de cobrar la mitad de lo que ganas, vives en la incertidumbre de cuánto ganaré este mes. Hago más cosas que las redes sociales. He publicado diez libros. El año o el trimestre que hago un libro me va mucho mejor que el que no lo hago, o si doy unas clases. Cada mes es variable.

—¿Por qué cree que tiene éxito?

—Cuento las cosas como son. Me preocupo mucho porque las personas estén bien. Tengo la empatía hiperdesarrollada. Sufro bastante por todo el mundo. Siempre estoy preocupada por hacer el bien y que estén bien. Eso se nota. Muchas personas me dicen que me siguen por eso, porque les ayudo a ver la vida de otra manera, a sentirse bien. Y de repente les enseño a hacer una receta que está buenísima. Soy muy práctica y todo lo que presento es fácil y rápido de hacer. Llevo muchos años probando productos y puedo recomendarlos. Mis seguidores se fían de mi. Si tienes unos buenos principios la gente se fía de ti.

—¿Qué es lo que más le frustra de su trabajo?

—Me frustra la falta de tiempo. No paro de darle a la cabeza sobre lo que voy a hacer. La realidad es que el día tiene 24 horas, soy madre de dos niños, escribo libros, preparo ponencias. Al final no puedo hacer ni la tercera parte de lo que quiero hacer. Tengo la oportunidad de hacer muchas cosas buenas, pero las horas contadas.

—¿Cree ser ‘youtuber’ o ‘influencer’ pueden ser una alternativa laboral actualmente?

—Es una profesión que llama mucho la atención por lo que se ve desde fuera. Sobre todo en la gente joven, a la que le parece que estamos todo el día de fiesta, de viaje, invitados a todos los sitios, pero la realidad es que si quieren hacer este trabajo hay que comportarse como un profesional y dedicarle un montón de horas diarias. Al principio para mi era un pasatiempo y lo estuve compaginando con mi profesión, hasta que me di cuenta de que si quería hacerlo bien tenía que tomármelo en serio. No podía dedicarle mis ratos libres. A una profesión hay que dedicarle nueve horas diarias. Si quieres ser flor de un día lo puedes ser, pero si quieres ser un influencer tienes que verlo como es, una profesión a la que dedicar tiempo, no un mundo maquillado.

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