Diario de León
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Carmen Tapia

LEÓN

«El arbitraje me ha aportado muchos valores y muchas cualidades que son útiles en mi profesión». Javier Borrego Rodríguez (Salamanca, 1992) es Médico Interno Residente (MIR) de tercer año en el Servicio de Cardiología del Hospital de León y en julio de este año ascendió al Grupo 1 de árbitros de la Federación Española de Baloncesto (FEB) para dirigir las competiciones de la Liga Femenina y Liga Española de Baloncesto oro y plata, categorías que constituyen la antesala de la ACB.

«Empecé el arbitraje en baloncesto en el año 2010, cuando aún me encontraba en segundo de bachillerato, puesto que era un deporte que me gustaba mucho y para así sacarme un dinerillo extra para los fines de semana». La dedicación a su deporte favorito no le impidió estudiar medicina, aprobar el MIR y entrar en el servicio de Cardiología del Hospital de León, con Felipe Fernández-Vázquez al frente, para dedicarse a su otra pasión en la vida, la salud cardiovascular.

Empezó como árbitro por los patios de los colegios y poco a poco fue ascendiendo de categoría hasta que en el año 2015 entró a formar parte del staff de árbitros del Grupo 2 de la Federación Española de Baloncesto. Tras cuatro temporadas en esta categoría, compatibilizando primero los últimos cursos de carrera de Medicina y después el trabajo como médico en León, acaba de ascender en el mes de julio al Grupo 1 de árbitros de la federación.

«La cardiología y el arbitraje de baloncesto, mis dos aficiones, guardan una gran similitud; de hecho, yo siempre digo que el arbitraje me ha aportado muchos valores y muchas cualidades que son útiles en mi profesión, desde la disciplina y la responsabilidad por hacer bien las cosas, pasando por la empatía con la persona que tengo delante, ya sea un entrenador, jugador o un paciente, la toma de la mejor decisión posible de una forma rápida en función de la información que dispongo en un momento en concreto —tanto en la pista de baloncesto como en mi práctica diaria como médico—, el trabajo en equipo con otras personas —mis compañeros árbitros o médicos—, la comunicación no verbal y transmisión de la información, la tolerancia a situaciones de presión, pro sobre todo, si algo me ha enseñado el arbitraje, ha sido a tratar de minimizar el error y el fallo, pero aprendiendo a convivir con ello cuando se produce, y lo más importante, a sobreponerse y seguir aprendiendo cada día».

Apoyo de los dos equipos

Dicho así, parece toda una lección de vida. «Me siento muy afortunado por poder compaginar mis dos pasiones, pese a la exigencia semanal tanto de mi profesión como el trabajo diario y las guardias, así como con el arbitraje y la preparación física semanal, exámenes mensuales y preparación, visionado de los partidos de los equipos que vamos a arbitrar cada fin de semana».

Parece misión imposible. Por eso agradece la colaboración tanto de la Federación de Baloncesto de Castilla y León y la Federación Española de Baloncesto «que conociendo mi situación laboral me han permitido cierta flexibilidad a la hora de cuadrar desplazamientos y horarios de partidos, especialmente cuando estudiaba por los exámenes, mientras preparaba el MIR, y ahora con las guardias». Y, desde luego, no se olvida del servicio de Cardiología «donde mis compañeros siempre se interesan por cómo me ven en el arbitraje, se alegran de mis éxitos, e incluso me apoyan con el cambio de alguna guardia que pueda coincidir con algún partido para que pueda ir».

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