Diario de León

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León

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Hace veinte años que el Pazo do Castro de O Barco de Valdeorras (Orense) empezó a ser lo que hoy es: una referencia en su área de influencia y no sólo como hospedaje, sino también por su historia, por la cocina que se sirve en su restaurante y por sus cuidadas instalaciones, entre las que sobresalen la zona de spa, el jardín de bojs centenarios, ideal para ceremonias nupciales civiles; las hectáreas de viñedo que se extienden en la parte posterior de la finca, la piscina y la biblioteca, que conserva ejemplares de la misma edad del propio pazo, que data del siglo XVII.

Hace veinte años que culminó la reforma iniciada por la familia Rodríguez tras adquirir un edificio histórico artístico de gran valor al que puso el nombre de la villa en la que se ubica, O Castro, compartiendo escenario con el torreón aún en pie del viejo castillo medieval. Dos décadas que la gerencia del pazo acaba de celebrar con una fiesta de reconocimiento y agradecimiento a todas las personas que han confiado en la calidad y el buen hacer de un negocio concebido como un hogar que mantiene la estética del siglo al que pertenece, también en la decoración.

Un pazo cercano al Bierzo que sabe explotar esta cualidad. De hecho, su restaurante es el único de los que participan en las Jornadas Gastronómicas del Bierzo que está fuera de sus fronteras, en lo que es una apuesta clara por los productos de calidad de la tierra del chef que está al frente de los fogones de una cocina de la que salen diferente cartas en función de la estación del año.

Un fin de semana da para mucho sin necesidad de salir del Pazo do Castro. Este hotel monumento de cuatro estrellas lo tiene todo para ser testigo de una escapada perfecta y también experiencia sobrada en la organización de eventos, especialmente bodas. Organización milimétrica y personal y exclusividad son las máximas. Y en la ejecución cuenta con un salón para 250 comensales y el ya mencionado jardín de bojs que ofrece una estampa idílica.

El spa con tratamientos faciales y corporales, la biblioteca, las seis hectáreas plantadas de viñedo, el jardín de boj, la piscina, el restaurante... Las horas no pasan en balde en el Pazo do Castro, que también está ubicado en un enclave sobresaliente para quienes, además de relax, desconexión y lo mejor de la gastronomía, buscan contacto con la naturaleza y el patrimonio que rodean este edificio histórico. Las Médulas, La Ribera Sacra y Sanabria son los vértices de un triángulo cuyo centro ocupa el pazo con más nombre de Valdeorras.

La historia y el patrimonio medieval se dan la mano con la modernidad y las comodidades propias del presente en un hotel confortable y reconfortante situado en una ladera sobre el valle del Sil que lleva veinte años compartiendo con sus clientes los momentos más especiales.

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