Pioneros y equipados contra el daño cerebral

Recuperarse de los efectos de un ictus, un traumatismo craneoencefálico, una lesión medular o una hemiplejia es posible si uno se pone en buenas manos. Y los especialistas de NeuroRedacer son pioneros en León en el tratamiento del daño cerebral. Acumulan 23 años de experiencia y se han equipado con la tecnología más vanguardista para lograr que sus pacientes avancen y suban peldaño a peldaño la escalera de su mejoría.

La clínica se fundó en León en 1998 por impulso de la terapeuta ocupacional, Carmen Rodríguez Sánchez, empeñada en la recuperación funcional de las personas. La directora se rodeó de un equipo de profesionales de calidad técnica y humana, y extendió su inquietud por la salud cerebral a Asturias, con un Centro Redacer en Oviedo que funciona desde 2004 para la neurorehabilitación.

Lo primero que realiza el equipo interdisciplinar de fisioterapia, terapia ocupacional, neuropsicología, psicología y logopedia es una valoración del paciente y preguntarle cuáles son sus objetivos más inmediatos. «Para unos lo primero es andar y para otros llegar a coger un alimento. Nosotros vemos su capacidad motora y comenzamos a aplicar un programa personalizado y específico para adaptar sus expectativas a los logros que irá consiguiendo», explican.

La clave reside en la neuroplasticidad o capacidad de las neuronas para conectarse entre sí, lo que permite al cerebro trascender las que hayan sido dañadas y establecer otras uniones neurológicas nuevas para reaprender y recuperar las funciones que perdió. Es el famoso concepto Bobath sobre el que basan sus técnicas los Centros Redacer para que, vestirse, ducharse, comer, mover un brazo o atarse los cordones vuelva a ser posible tras someterse a los cuidados del equipo, que hace posible lo que parecía imposible.

El catálogo de recursos que ofrecen es amplísimo para abarcar las últimas novedades y ofrecer lo mejor a los pacientes, desde la terapia indolora Vitalstim para el tratamiento de las disfagias y los problemas orofaciales, que aprovecha la estimulación eléctrica, a Theratogs, con un traje de poliuretano y espuma que se adapta como una segunda piel para que la persona tome consciencia de su cuerpo y avance en la rehabilitación. Ahora van a implementar la realidad virtual para lograr mayor motivación y resultados. «Si a alguien le gusta cocinar, le pondremos una simulación con todos los ingredientes de una barbacoa para que la prepare. Mientras se agacha a encender el fuego y estira el brazo, mejora y acude con mayor ilusión», indican. También disponen de una unidad de memoria y prevención del deterioro cognitivo.