Diario de León
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León

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josé enrique martínez

En Un eco de esos días reúne Eugenio García Fernández su primera poesía, la escrita entre 1970 y 1980. Su primer libro, Juegos de la memoria (1989), descubría ya un poeta con empuje. Después poemarios como Sombras de un verano (1991) o Una magia menor (1998) mostraban un poeta que avanzaba hacia la esencialidad poética, hacia una voz diáfana y sensorial. Recuerdo y reafirmo que aquella poesía se apropiaba de la tradición y se abría a otros horizontes culturales, al placer de artes como la pintura y el cine, pero también a las sensaciones naturales, cuando «la realidad colmaba tus sentidos», cuando en una estación como el invierno percibe «tanta belleza en parálisis / solo es el gesto que detiene / la irrupción de la rosa». Pero sin engañarse: todo termina habitado por el tiempo, tanto la belleza corporal como la latencia invernal, imagen misma de la vida, pues pronto «vendrá la luz para escarchar la rosa. / Y cundirá el aliento del verano entre tus días». A lo largo de Juegos de la memoria van brotando lecturas, nombres de poetas sentimentalmente cercanos, pintores y pinturas (espléndido el poema a Zurbarán) y un mito moderno, «Muerte en Venecia», que no solo evoca la película de Visconti y la novela de Mann, sino que es un signo del momento novísimo, «veneciano» y gimferreriano; de ahí el subtítulo del poema: «Variación sobre un tema inevitable». Venecia como vivencia, como símbolo recurrente y reelaborado en cada caso. Es un verso de Cernuda, en cambio, el que mejor define el vivir y el sentir de Eugenio García: «No eches de menos un destino más fácil», que se reitera en el segundo libro, La íntima corriente, el cual funde memoria, emoción y reflexión, a la vez que asistimos, por así decir, al proceso de formación de un poeta en sus homenajes a escritores, cineastas y pintores, no por afán culturalista, sino como modo de dar cuenta de aquello que lo conmovió hasta el punto de dejarlo atado a la palabra para siempre. De la invención del amor y otros paisajes, último de los libros reunidos en Un eco de esos días, tiene un tono diferente; en él se involucran sueños, deseos, nostalgias, tristezas, un tiempo que se fue. Es un poemario de corazón abierto, por más que lo oculte el alejamiento de cualquier sentimentalismo. Y hay en él hermosos poemas, como «En el claro del bosque», en que la soledad ante la muerte se expresa con la belleza que el poeta ha perseguido a lo largo de su poesía.

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