Diario de León

EL DÍA DE LA BONDAD EN LA VIDA DE SIETE LEONESES

La buena gente de León

¿Qué es la bondad? Desde 1998, cada 13 de noviembre, se celebra el Día Mundial de la Bondad

León

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«Ya que estamos de paso, dejemos huellas bonitas». Esta frase y otras muchas que incitan a vivir el momento —«algún día es mucho tiempo», a ser libre y autorresponsabilizarse de la felicidad —«pinta tu vida del color que elijas»—; a superar los obstáculos cotidianos —«cáete siete veces y levántate 8»— e incluso a influir en la sociedad — «sé luz en medio de las tinieblas. Efesios, 5:8»— salpican esquinas alféizares y muros en el pueblo leonés de Lois.

Alicia González Fernández es la impulsora de la singular ruta interior en el pueblo famoso por la Catedral de la Montaña y la casa del Humo. Empezó a pintar reflexiones personales y frases célebres, como la El Principito —«He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: solo con el corazón se puede ver bien: lo esencial es invisible»— cuando, tras perder a su marido, decidió cambiar su vida y vivir una parte del año en el pueblo donde se crió y fue a la escuela. «Empecé para motivarme a mí misma y para motivar a la gente y la verdad es que ha surtido efecto. Son muchas personas las que han aportado sus frases», comenta. Ella, que pasa el invierno al otro lado del mundo, piensa que la bondad es «ser fiel a tus principios sin hacer daño a nadie, procurando el bienestar».

El bien es la idea básica de Platón y de la cual derivan belleza y justicia. El bien, según el filósofo griego, tiene que dirigir la sociedad. Aristóteles sigue su misma senda y Tomás de Aquino, desde el cristianismo, acuña el concepto de bondad infinita, también inspirado en las ideas platónicas. El budismo, el islamismo... todas las religiones están atravesadas por la idea de bondad.

El profesor de Filosofía del IES Padre Isla, Miguel Ángel Castro Merino, señala que la bondad es «casi toda la historia del pensamiento y la historia de Occidente y de Oriente». «Las tradiciones orientales, como Tao-Te-Ching de Lao-Tse, vienen a decir que en todo lo bueno hay algo malo y en todo lo malo hay bondad. El Yin y el Yan», añade.

El profesor alude a las obras de Friedrich Nietzsche, Genealogía de la moral y Más allá del bien y del mal, para señalar que el concepto de bondad «hay que verlo genéticamente», porque «ha transmutado». Para los griegos «era ser fuerte, vigoroso, caballeresco», mientras que con el cristianismo se asocia más «a mansedumbre, bienaventuranza».

La filosofía analítica dice que los términos bueno o malo están vacíos de significado y B. F. Skinner, padre del conductismo, señala que lo bueno y lo malo dependen de los contextos. Castro rescata también una frase de Simone Weil, quien dijo que «amar es tomar a los otros como seres reales y no creer que son criaturas de nuestra imaginación».

A los leoneses que aparecen en este reportaje les ruboriza que les llamen buenas personas. «Nadie se cree que es bueno porque todos también hacemos cosas malas», comenta Alicia González. La bondad la pondría Alicia «en las altas esferas, en los políticos, los poderosos, aunque también ahí hay gente buena. Pero que lo hagan notar más», puntualiza. «Yo no soy bueno», sentencia Senén Bernardo, jubilado y voluntario de Cáritas en el programa de acompañamiento de internos de la prisión de Mansilla de las Mulas.

Dicen de él que transmite paz a los internos y él dice que «eso lo heredé de mi madre, no es mérito propio». En los huertos municipales, donde trabajó en la última etapa de su vida, vada vez que uno de los mayores era hospitalizado allí estaba Senén a verlo. En Robledo de Losada, su pueblo adoptivo de La Cabrera, entregó todo un verano a la restauración de la iglesia y se ocupa de mantener las flores frescas y bien colocadas. Este hombre que, con su esposa, Margarita, formó su familia en La Cabrera e hizo de la comunidad una extensión de la familia, se convirtió en uno más. Hacenderas, cargos en la Junta Vecinal, voluntariado sin etiqueta allí donde haga falta... «A lo mejor hacemos cosas buenas y somos un poco perros», dice de antemano. Pero la inclinación está ahí: «Me jubilé y pensé en qué podía emplear mejor mi tiempo para devolver a la sociedad que tanto me ha dado», comenta. «Te reporta tanto beneficio como das», sentencia. La bondad la pondría hoy en un mundo en paz. «Muy cerca de lo que fue Gandhi y muy lejos de Putin, Bolsonaro, Ayuso, Vox... los antitodo», aclara.

Elisabet González, maestra jubilada de 76 años, decidió repartir su tiempo «entre la familia, los demás y yo». A través de un amigo probó en Calor y Café, el programa de la Sociedad de San Vicente de Paúl para acoger a personas sin techo para dormir. «Probé y me sentí bien. Personas que parecen desfavorecidas te ayudan a tener otra visión de la vida y a no juzgar a nadie cuando sales a la calle». «Las sombras tienen su luz», dice esta mujer para quien el bien «estar en conexión con la otra persona; si estás en conexión debe ser que hay amor, estás comprendiendo y no eres egoísta». Y afina más la idea: «Es un poco olvidarte del yo, cuando sintonizas en el nosotros es imposible que estés haciendo el mal», concluye. Lo dice desde la espiritualidad, no religiosa, que inspira su vida.

Ana Isabel Nava Martínez, de Villademor de la Vega, colaboraba con la parroquia y con la asociación cultural cuando vivía en el pueblo. Ahora que vive en León se ha hecho voluntaria de Cáritas. Ayuda en el departamento de Comunicación y una vez por semana duerme en el piso de acogida para mujeres. «No tengo un motivo. En cada momento de mi vida me gusta implicarme en la comunidad», explica.

Confiesa que no siente una «emoción trascendental» al ayudar a los demás. «Es algo normal, pensar que puedo hacer algo por ellas». Esta mujer de 54 años que trabaja en una agencia de transporte admite que la bondad es para ella «implicarme con el otro en cualquier momento: desde ayudar a una persona que se cae en la calle o indicar a alguien que se ha perdido la dirección». Algo que echa de menos, al menos en más abundancia, en el mundo. «Parece que la pandemia nos abrió los ojos, pero no sé si ha significado que hagamos algo más».

José Antonio Alonso Concellón, de 52 años, es estudiante de Vidriera Artística en la Escuela de Artes de León. Durante dos años trabajó como cuidador en Calor y Café.. «La bondad es algo que las personas con trabajas allí esperan de ti. Es lo que van a buscar, por que en general no reciben esa actitud. Buscan un gesto». «Tiene que haber bondad, y la hay, en la enseñanza; en el cuidado de las personas mayores. En general, la bondad está ahí, en todos los ámbitos», aunque a veces se colocan otras cosas por encima: «Intentar ser más, producir más... hace que la bondad quede por debajo». Para José Antonio la bondad es su madre. Y concluye: «Existimos porque hay bondad, si no, qué sería de nosotros? Es un valor prioritario».

Madre acaba de ser Lorena Álvarez, enfermera de 32 años, que ha traído la bondad a Villanueva de Omaña en forma de amor y la primera criatura que nace en el pueblo en 40 años. «Nací en Madrid, mi padre era de Villanueva de Omaña, pero mis abuelos emigraron cuando él tenía cuatro años. Me crié allí y al pueblo vine muy poco». Volvió hace unos años a sus raíces paternas para «desestresarme y conocí a mi marido». Lo que empezó como una amistad con Manolo, con charlas y días de fiesta se convirtió en amor. «Lo dejé todo, un trabajo fijo en una residencia al lado de mi casa y me vine aquí». Hace ya seis años. Enseguida encontró trabajo en el centro sociosanitario de Villablino, mientras su marido se dedica a la ganadería., el único junto con su tío que queda en este pueblo de Murias de Paredes.

«La bondad es ayudarnos, siempre que te necesiten, estar ahí; ser humano», dice Lorena. «La tranquilidad, la vida y la naturaleza te hace ser parte de todo y te ayuda a ser mejor», apunta. Valora las vidas de quienes la rodean: «Tienen muchas vivencias, han pasado hambre, frío, han trabajado desde niños. Creo que valorar a la gente mayor también es bondad». Y si tiene que ponerle cara a esta idea universal e intemporal de la humanidad no lo duda: «Manolo, mi marido, es bondad pura. Noble, bueno, divertido. Te regala siempre una sonrisa».

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