Diario de León

HABLA EL EX GERENTE DE SAN JUAN DE DIOS

Ramón Castejón: «El ébola es peor que el covid y no hay vacuna ni tratamiento»

León recuerda hoy a Manuel García Viejo y Miguel Pajares, fallecidos a causa del ébola, con un Poema Sinfónico obra del ex director de San Juan de Dios, Ramón Castejón, con arreglos de Pablo Geijo.

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Ramón Castejón García, ex gerente del Hospital San Juan de Dios, enfermero, hermano de la Orden y músico, estrena hoy en León una sinfonía en recuerdo a las víctimas del brote de ébola del año 2014 que infectó y acabó con la vida de cientos de personas en África, entre ellos el leonés Miguel Pajares y Manuel García Viejo, que hizo la especialidad en el Hospital de León y trabajó en el Hospital San Juan de Dios. El salón de actos del Ayuntamiento de León proyecta hoy a partir de las 20.00 horas el documental de una obra de dos actos que tiene una duración de 35 minutos, compuesta por Ramón Castejón y que ha contado con los arreglos orquestales del músico leonés Pablo Geijo Domínguez, director de la Escuela de Música de Valencia de Don Juan. En la grabación participaron el coro Ángel Barja-Juventudes Musicales de la ULE, con la dirección de Aitor Olivares, el violín de Víctor de Prado Jimeno y el saxo de Roberto Pastor Fernández. El coro fue grabado en el Aula Magna de la Universidad de León y el resto en los Estudios Ruido, con Pablo Vega como ingeniero de sonido. Una orquesta sevillana se ha interesado para tocar la obra en directo. Después del concierto habrá un coloquio sobre la labor de los hermanos de San Juan de Dios durante la epidemia de ébola.

—¿Por qué tuvo la necesidad de componer este poema sinfónico?

—He estado en África seis veces y la primera vez fue en el año 1982. Estuve en Liberia, donde se contagió Miguel Pajares, y en Ghana. Conocía a las personas, el ambiente y el mundo de los hermanos de San Juan de Dios en África. El ébola estaba en un entorno de El Congo y nunca nos había afectado, pero una vez apareció una paciente en el Hospital San José de Monrovia— que le llaman el hospital católico— y nadie sabía que estaba contagiada. Esta paciente no hablaba inglés y le atendió el hermano superior, que después falleció. Fue a traducirle y se contagió. Era muy fácil contagiarse. Después contagió al resto y fallecieron después prácticamente todos los del hospital de Monrovia. El ébola se extendió porque en África no tienen los medios adecuados para el diagnóstico. Se extendió al Sierra Leona, que hace frontera con Liberia y la Orden San Juan de Dios tiene otro hospital —Lunsar—, que está a dos o tres horas de la capital. Ahí se transmitió a todo el mundo. Les conocía a todos y sabía de la humildad de estas personas. Viví y trabajé aquí en León con Miguel Pajares, que estuvo en el Hospital San Juan de Dios y se ofreció voluntario para ir a Monrovia. Allí se contagiaron y fallecieron todos, excepto la Hermana Paciencia, que también se contagió y sobrevivió y que trajeron a España para utilizar el suero de su sangre como tratamiento del ébola en el Carlos III. Por toda esta labor y el sufrimiento vivido por el ébola, la Orden recibió el Princesa de Asturias en el año 2015. Estuve en el concierto previo a la entrega del premio y ya tenía la idea de la sinfonía y pensaba que podía sonar perfectamente en ese escenario. Me parecía que se merecían un homenaje, y por eso me surgió la idea de componer una sinfonía en su memoria.

—El traslado de Miguel Pajares y Manuel García Viejo fue muy criticado por algunos sectores en España. Seis años antes de la pandemia del covid, asustaba en 2014 ver al personal sanitario con medidas de protección que entonces sorprendían a la población, que temía que España se convirtiera en la puerta de entrada del virus hacia Europa. ¿Cómo fueron esas negociaciones con el Gobierno español entonces presidido por el PP de Mariano Rajoy?

—Estuve en el centro donde se generaba toda la información y mañana (por hoy) estará en León el que fue responsable de la Fundación Juan Ciudad, que organizó el traslado a España de los dos hermanos leoneses infectados. El ébola es mucho más agresivo que el covid. El 80% de los que contraen la enfermedad del ébola se mueren. Hace ya casi diez años y la gente tenía mucho miedo. Nunca he visto ruedas de prensa como aquellas, con cientos de periodistas de todas partes del mundo porque el miedo que se tenía era que se contagiara Europa.

—¿Por qué aceptó el Gobierno el traslado con el riesgo que había de contagio?

—Los hermanos no querían venir. Se solicitó al Gobierno, al Ministerio de Asuntos Exteriores.

—¿Hubo algún impedimento?

—No hubo impedimentos. Hubo sus más y sus menos a nivel de los medios de comunicación. Rajoy, de acuerdo con la ministra de Sanidad, mandó un avión para el traslado y fueron militares para traerlos en un avión medicalizado. Era un reto. Los hermanos no querían venir pero el Superior General, ante la gravedad del tema, ordenó el traslado. Eran los dos únicos españoles. Estados Unidos también repatrió a otras personas. Lo más complicado fue la presión mediática para impedir que vinieran. Es terrible pensar en la comparación entre lo que fue el ébola— y lo que podía haber sido— y lo que ha sido el covid. Después del brote, cuando empezaron a funcionar los hospitales, se siguieron en África estrictos controles, con mucho miedo y mucho riesgo. Pero fueron valientes. En la presentación de hoy salen imágenes de cómo fue todo y la sensación de calor y humedad, con los Epis puestos. Este poema es una oración para homenajear a estas personas buenas.

—Se contagió una auxiliar de enfermería española...

—Exactamente. Y sobrevivió.

—En España y en León se pusieron en marcha protocolos y se formó al personal sanitario en la colocación de los equipos de protección en zonas descontaminadas que años después fueron las imágenes habituales durante la primera ola del covid.

—Con el covid resultó todo más familiar.

—Dice que en el concierto de la entrega del Premio Princesa de Asturias ya tenía la idea de la sinfonía que hoy se estrena.

—Sí. No estaba terminada. Llevamos trabajando en ella más de cinco años.

—¿Cuánto dura la sinfonía?

—35 minutos.

—¿Cómo la define?

—Es un homenaje a la entrega desinteresada, a la humanización de estas personas. Es una especie de oración. La letra dice algo así como «aquí estoy Señor, haz de mí lo que quieras».

—¿La ha estrenado ya en algún sitio?

—(se emociona). La hemos puesto en los centros de San Juan de Dios.

—¿Se emociona al recordarlo?

—Sí, por la música y por las imágenes que proyectamos. La música es muy emotiva y las palabras que escribí, en poco tiempo, también. Es un texto sencillo y la gente que la oye y ha conocido a Manuel García Viejo y Miguel Pajares tampoco puede contener la emoción. Quiere ser un canto a la humanización y la entrega. Y también desde el punto de vista cristiano. Lo que pido a la gente que vaya es que esté en absoluto silencio, no se puede hablar durante los 35 minutos que dura. El otro día presenté la sinfonía a una orquesta de Sevilla y el director también se emocionó y quiere tocarlo. Lo van a estrenar en Sevilla el 24 de junio.

—¿En León no lo tocará nadie en directo?

—Aquí lo intenté, pero no. Lo que hoy se verá es una grabación, grabada con músicos de aquí, pero grabado. Hay instrumentos que suenan con librería de sonido. En vez de ser violines son sonidos sintéticos. Hay un violinista y un saxofonista que sí tocan y se ve en la imagen. La percusión es librería de sonido. Es una proyección con imágenes. En Sevilla sí será con orquesta en directo. No descarto que en un futuro se interprete aquí en el Auditorio. Me gustaría. Todo está hecho en León. El único que teóricamente soy de fuera soy yo (madrileño), pero que no lo soy porque he dado mi vida en León, donde estuve trabajando 17 años. Actualmente estoy trabajando en un albergue de personas sin hogar.

—Además de esta sinfonía ¿qué otras obras ha compuesto?

—Es la primera. He hecho música para canales de Youtube. Hago música con sintetizador y la utilizo para mis vídeos.

—¿Cuántas personas asistirán mañana (por hoy) en el salón de actos del Ayuntamiento de León?

—Es entrada libre y anunciado la representación a mucha gente.

—¿Qué le gustaría que pensara la gente cuando acabe de ver la representación?

—Que hay personas que saben entregar su vida en el anonimato. Hoy estará en León José María Viadero, que era el encargado de la repatriación, una vez que se pasó el brote volvió a poner en marcha los hospitales, con el riesgo que conlleva, porque no es como el covid, y han pasado muchos años y no existe vacuna todavía ni tratamiento ni nada. Como es África parece que no preocupa tanto. Me gustaría que se recuerde a la gente buena que contribuye a hacer un mundo más humano y solidario.

—Las noticias sobre el ébola no ocupan ahora las primeras páginas de los periódicos en España. ¿Siguen los brotes y las muertes?

—Recientemente ha habido un brote y he leído que están ensayando una vacuna, pero todavía no está desarrollada. Sin embargo, con el covid, aunque mucha gente ha fallecido, ya hay vacunas y tratamiento y no es ni comparable con el riesgo de contraer el ébola. Por eso el gran miedo que se tenía cuando se trasladaron a los hermanos García Viejo y Pajares

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