Diario de León

León ruge al otro lado del Atlántico

Más de 40.000 leoneses emigraron a América entre 1880 y 1930 en busca de una oportunidad

Adrián Ocaña Vázquez es investigador del departamento de Historia de la Universidad de León y especialista en emigración leonesa. FERNANDO OTERO

Adrián Ocaña Vázquez es investigador del departamento de Historia de la Universidad de León y especialista en emigración leonesa. FERNANDO OTERO

León

Creado:

Actualizado:

El próximo año se cumple el quinto centenario de la llegada de Fray Martín de Valencia a México. Este franciscano coyantino es uno de los leoneses cuya obra dejó huella en América. Muchos cruzarían el charco en los siglos XVI al XVIII, en el proceso de colonización.

La emigración masiva de León a finales del XIX y primer tercio del siglo XX se considera la tercera ola de las migraciones de la provincia a América. El alcance que tuvo no tiene parangón por su número: más de 40.000 personas de una provincia que apenas sobrepasaba los 300.000 habitantes a principios del siglo XX, Sin embargo, esta importante migración «es la gran olvidada», lamenta Adrián Ocaña parangón en cuanto a números.

«León se convierte en la provincia de interior con la mayor emigración de España», apunta el investigador Adrián Ocaña Vázquez. Trastlánticos como el Alfonso XIII se convirtieron en el medio de transporte para realizar la larga travesía del océano rumbo a Argentina, México, Cuba... e incluso Estados Unidos.

«Ahora hablamos de la España vaciada, pero este fenómeno ya se daba a principios del siglo XX. Había una visión nacional de fracaso, de pérdida de riqueza por el flujo de emigrantes hacia el exterior», señala. Un fenómeno que no dejó de producirse, en mayor o menor medida, a lo largo de todo el siglo XX y aún perdura.

«Ahora que se habla tanto de migrantes, no deberíamos olvidar que España, hasta la transición fue un país de emigrantes», recalca Ocaña. Este joven es uno de los que impulsa el interés académico por rescatar la memoria y reivindicar el legado de la emigración leonesa.

«Para conocer la historia de León hay que conocer la historia de la emigración», subraya. Y da un paso más: «Si le damos la vuelta la idea de fracaso y pérdida, tenemos una provincia muy rica». Todavía hay una importante herencia de los pioneros que, como Pablo Díez , Félix Martino o Gabriel, alcanzaron un éxito inusitado.

Documento del servicio de Emigración de un leonés. DL

Documento del servicio de Emigración de un leonés. DL

Crisis como la filoxera que atacó a los viñedos, las movilizaciones a filas por las guerras en el norte de África o la gripe española, están detrás de aquella emigración masiva, comenta el investigador. Durante la guerra y la posguerra se sucedieron otros flujos de emigrantes económicos, además del exilio.

La emigración leonesa del periodo de 1880 a 1930 que estudia Adrián Ocaña se caracterizó por el alto grado de alfabetización de las personas que emprendieron el viaje. «Más del 80% sabían leer y escribir», comenta. Esta peculiaridad facilitó su acceso a los canales de comunicación para emprender la aventura.

La proximidad geográfica con Asturias y Galicia de territorios como la montaña leonesa y El Bierzo determinó el destino de las numerosas personas que emigraron de estas zonas de la provincia. «La emigración gallega va principalmente a Argentina y por eso la mayoría de los bercianos fueron también a Argentina; la asturiana fue a México, y así sucedió con los oriundos de la montaña», explica. Argentina, no obstante, se convirtió en el país que acogió a mayor número de leoneses, se estima que el 60% de aquella gran emigración.

Ocaña distingue entre los emigrantes pioneros, como fue el caso de Pablo Díez , y la familiar, que realizan el viaje a América de la mano de los pioneros. «El que emprende en América se beneficia porque tiene mano de obra y ayuda a sus hermanos o hermanas porque les quita dos bocas que alimentar. Es una relación de reciprocidad», comenta.

Las cadenas migratorias de familiares o de personas ligadas a un mismo lugar o comarca se reflejan en casos singulares como la Asociación de Leoneses de Cofiñal que se fundó en Cuba por oriundos de este pueblo de la montaña oriental. A México fueron a parar muchos de Vegacervera, Cármenes, Getino..

Aquilatar las cifras de emigrantes es complicado. En México, área de investigación de Ocaña para su tesis doctoral, es más fácil porque tenían que inscribirse a su llegada en un registro. «He encontrado 1.100 leoneses que emigraron entre 1880 y 1930 a México», subraya.

No toda la emigración fue regular ni partió exclusivamente de puertos españoles. «La hubo clandestina, golondrina o temporal y gente que embarcaba en otros puertos no españoles», señala.

Listado de pasajeros del buque Alfonso XIII que hizo muchos viajes a América. DL

Listado de pasajeros del buque Alfonso XIII que hizo muchos viajes a América. DL

Ocaña destaca la «importante labor del asociacionismo» de la emigración leonesa por mantener las tradiciones y la vinculación cultural con León. «En México las mujeres de los emigrantes fueron de iglesia en iglesia para hacer la romería de la virgen del Camino y partir de ahí los hombres fundan la junta de la Asociación Leonesa en México, en la colonia Polanco, de la que llega a ser presidente don Pablo Díez», precisa.

El grupo Modelo , del que el leonés se convirtió en principal accionista a partir de 1935, prestó sus instalaciones para que los leoneses celebraran sus fiestas. «Empiezan con la virgen del Camino y luego quieren mantener sus tradiciones». Los leoneses viven con el «corazón partido» entre su patria de origen y la que les acoge. Incluso los que nunca llegaron a conocer la provincia, cultivaron sus costumbres locales.

Que todavía en México perviva un grupo de bailes infantil que hace del folclore leonés su seña de identidad es un ejemplo de la viveza con que la emigración leonesa ruge aún al otro lado del Atlántico. Pocos leoneses pueden decir que saben bailar las jotas tan bien como en México.

Adrián Ocaña señala que, dentro de Castilla y León, la emigración procedente de la histórica región leonesa (León, Zamora y Salamanca) tiene una relevancia que dista mucho de las cifras de la parte castellana de la Comunidad. «Sin entrar en ningún debate político, las cifras hablan de dos zonas completamente diferenciadas», puntualiza.

Los leoneses emigraron a países que tenían unas cifras de población escasas en comparación con las actuales y un potencial económico que aprovecharon. México, por ejemplo, tan solo tenía 15 millones de habitantes en 1910 y 14 millones una década después, debido a las pérdidas que supuso la revolución. «En 1940, cuando se produce el despegue definitivo, tiene 22 millones de habitantes», afirma el investigador. Actualmente, son 125 millones de habitantes. «El despegue demográfico se produce gracias a los emigrantes que están llamando», añade.

Devolver la memoria de la gesta que protagonizaron generaciones sucesivas de leoneses es uno de los objetivos del trabajo que desarrolla este investigador. Un interés que ha encontrado eco académico en tres cursos de verano de la Universidad de León celebrados este mes de julio.

Javier Revilla Casado, profesor titular de la ULE, y Adrián Ocaña Vázquez codirigieron el curso Migraciones Contemporáneas en el que se analizaron antecedentes, causas y el contexto del sueño americano de los leoneses en comparación con otras regiones.

Su éxito es nuestro
«Tenemos que empezar a mirar la emigración histórica como una riqueza para León»

Ocaña impartió ponencias sobre la aportación del Archivo General de la Administración en el curso sobre Archivos y rescató la figura de Pablo Díez en el seminario sobre la ciudadanía española residente en el exterior que dirigió la catedrática de Derecho Internacional de la ULE, Aurelia Álvarez.

«Se trata de devolver la memoria a leoneses olvidados, leoneses que emigraron para mejorar la vida de sus familias pero que también devolvieron a su comunidad de origen parte de lo que ganaron. Se marcharon a miles de kilómetros y nadie les ha reconocido», reclama Adrián Ocaña. El Museo de la Emigración Leonesa , «una joya oculta en un edificio singular », ofrece una muestra somera de las hazañas y dificultades por las que atravesaron las personas que cruzaron el charco en busca de su sueño americano. «La emigración siempre tiene detrás un factor humano. Hacemos un estudio científico, pero no nos olvidamos que detrás de las cifras hay personas con historias, personas que lo pasaron muy mal. Solo hay que imaginarse cómo podrían vivir, por ejemplo, el momento de un reconocimiento médico como al que eran sometidos los irlandeses en la isla de Ellis antes de poder entrar en Estados Unidos», comenta Ocaña.

Aunque su investigación está centrada en el pasado, admite que el presente sigue marcado por la emigración. El padrón de residentes leoneses en el exterior alcanza las 54.450 personas en 2023, una cifra que ha aumentado en casi 20.000 personas desde la crisis del 2008 (un 51% más). «Cuando los historiadores analicemos este periodo seguro que veremos ese carácter cíclico de las migraciones», apunta.

«La historia, de alguna manera, se repite». Y conviene no olvidarla. Fueron a países donde estaba todo por hacer y se arremangaron. Eran (y son) leoneses.

tracking