Diario de León

«Tras un cáncer de mama bilateral, he cerrado la puerta al estrés»

Noelia Valdueza Iglesias es presidenta de Almom. RAMIRO

Noelia Valdueza Iglesias es presidenta de Almom. RAMIRO

León

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Noelia Valdueza Iglesias, maestra de infantil y psicóloga, es presidenta de Almom desde marzo. Ha pasado por un cáncer de mama bilateral, que le diagnosticaron una semana antes del estado de alarma por la pandemia de covid, y una doble mastectomía. Una de las primeras cosas que decidió fue sumarse a la asociación en busca de apoyo y ahora ha decidido que el voluntariado para ayudar a otras mujeres es parte de su nueva vida.

—El cáncer de mama es el más diagnosticado. Como afectada y presidenta de Almom, ¿cómo valora la atención sanitaria en León?

—Como usuarias de los servicios que nos brinda el Complejo Asistencial de León sólo tenemos buenas palabras. Es un equipo médico muy preparado,, muy pendiente y muy cercano al paciente. Los tratamientos que nos aplican están muy personalizados, ya no son como hace décadas de tipo estándar. Esto alarga nuestra esperanza de vida y mejora nuestra calidad de vida durante la enfermedad. Hay distintos casos. En mi caso, la experiencia es muy favorable y positiva gracias al servicio de Oncología del Hospital de León.

—Una de secuencias de la curación de la enfermedad es la reconstrucción mamaria en el caso de las mujeres mastectomizadas. ¿Se realiza al mismo tiempo que la extirpación?

—Que la reconstrucción se haga durante la operación, depende de cada paciente y de las características del tumor. Hay mujeres que en la misma mastectomía les reconstruyen, pero otras, como fue mi caso —me sometí a una mastectomía bilateral— no me podían reconstruir en ese momento por las características de mi enfermedad. Tuve que esperar casi dos años. El equipo de Cirugía Plástica del Hospital de León que se encarga de la reconstrucción es excelente. Toman muy en cuenta las características de la paciente, cómo se siente, hablan con nosotras de lo que supone una reconstrucción... Animo a todas las mujeres que se han sometido a una mastectomía, lateral o bilateral, a que continúen el proceso y que se reconstruyan para recuperar la figura y la imagen física. Como mujeres, podemos vivir sin pechos, pero es muy importante para nuestra imagen recuperar una de nuestras características femeninas.

—Ha vivido el cáncer y la doble mastectomía muy joven.

—Sí, me lo diagnosticaron a los 45 años. Fue en 2020. El cáncer me lo confirman el lunes y el sábado se declara el estado de alarma por el covid.

—¿Se lo diagnosticaron en el programa de prevención?

—No dio tiempo. Cuando me llegó la cita para incorporarme en el programa me acababa de hacer una mamografía por mi cuenta. Me las he hecho de manera privada desde jovencita porque en mi casa hay muchos casos. Hice la prevención por mi cuenta desde los 36 años.

—¿Cómo se lo detectaron?

—En el intervalo entre la mamografía que me hice, donde todo salió bien, y la cita para entrar al programa me noté un bulto en la parte superior del pectoral y acudí a mi ginecólogo. Me hicieron tres ecografías de muy alta calidad. Todos los signos estaban bien y es en la biopsia cuando se detecta que el tejido es canceroso. Gracias a la buena profesionalidad del ginecólogo que no se conformó con las ecografías y pidió la biopsia.

—¿Notáis en la asociación que hay más pacientes jóvenes?

—Sí, cada vez más. Yo no soy médico, pero hay una percepción de una realidad social. Afortunadamente, estamos sometidas a revisiones rutinarias y en esas revisiones, a veces sin tener síntomas, se detectan en fases incipientes y los médicos tienen más margen de maniobra. Por otra parte, la ciencia nos habla también de factores ambientales como la alimentación, el estrés, el estilo de vida... También puedes tener una predisposición genética.

—¿Es su caso?

—Sí. Me hice el estudio genético y tengo una mutación del gen ATM, es otro de los genes que favorecen la aparición del cáncer de mama aunque el más típico es el Brack I y Brack II.

—¿Cómo ha cambiado tu vida? ¿Cómo te encuentras ahora?

—Ahora me siento fenomenal. Estoy feliz porque estoy aquí, estoy viva. Para mí, la quimioterapia ha sido una inyección de vida. Estoy aquí gracias a la quimioterapia y, evidentemente, a todo el equipo médico. Pero yo siempre interpreté que la quimioterapia era vida. Para mí, eran mis sesiones de vida. Y, sí, cambió mucho mi vida. Cambias la forma de vivir y de interpretar cada día. Yo era una persona que valoraba mucho cada momento, pero ahora lo valoro más y disfruto todavía más, me cuido más, hago más ejercicio físico que antes. Antes ya practicaba ejercicio físico con regularidad, pero ahora estoy entregada porque cada vez más estudios demuestran que la práctica del ejercicio físico de manera frecuente disminuye la probabilidad de otro tipo de cáncer. También cuido más la alimentación, que ya la cuidaba, pero procuro tomar alimentos que me hacen sentir mejor y he dejado de lado el estrés. El estrés ya no entra en mi vida. Le he cerrado la puerta. Día tras día aguantas, vas tirando... pero ahora le he cerrado la puerta. Ahora lo que quiero es compartir con la sociedad, contagiar el hecho de que se puede tener una calidad de vida durante el proceso y después, pero se puede. Mi vida ahora es voluntariado.

—Aparte abrir la carrera a los hombres, ¿qué nuevas actividades tiene previsto impulsar?

—Somos una asociación viva y activa. Y nos vamos adaptando a las necesidades. Tenemos previstas acciones de acercamiento a la sociedad y de acercar la sociedad a Almom, actividades informativas y de prevención. De influir mucho en la sociedad en el día a día.

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