Una carrera y un máster letra a letra con la barbilla

Camino Jiménez Martínez tiene 35 años y una parálisis cerebral causada por una crisis de apnea al nacer, lo que detuvo su psicomotricidad y el lenguaje verbal. «Su mente es brillante», dice de ella su profesor de Historia del Arte de la Universidad de León, César García, que la ha tutorizado durante la carrera, el trabajo de fin de curso y ahora la prepara para el fin de máster sobre el cine de Tim Burton.  

Camino se comunica gracias a los apoyos tecnológicos y de su familia, que quiere que el ayuda a cumplir sus deseos y a desarrollar al máximo todas sus capacidades intelectuales, primero con el apoyo de su padre, Luis Jiménez, ya fallecido, y ahora con el de su madre, Delia Martínez, que le pasa todas sus trabajos a word para que pueda presentarlos en la universidad.

Camino es muy hábil con las tecnologías. Vive su vida a través de los ordenadores. Logró  matrícula de honor en Paleografía, técnica que consiste en leer documentos, inscripciones y textos antiguos. Toda la carrera de Historia del Arte y el trabajo de Fin de Grado sobre el Renacimiento italiano lo ha tecleado palabra a palabra, frase a frase, con un ratón que coloca cerca de la barbilla, apoyado en el hombro o sujeto con la mano de su madre, y que reproduce en una pantalla de ordenador  los textos que combina con frases, símbolos y expresiones ya preestablecidas para facilitar la comunicación y a la que le puede incluir una voz.  También ha escrito con el movimiento de los ojos, pero ahora no puede porque espasmos que provoca la parálisis cerebral van en aumento.

A Camino le lleva mucho tiempo escribir, aunque su cabeza va a mil por hora. «Tiene una enorme inteligencia atrapada en un cuerpo que no puede comunicarse», dice su profesor.  «Logró un sobresaliente en el trabajo fin de carrera sobre las representaciones astrológicas en el Renacimiento italiano, un tema muy complicado».

Tras el parón de la pandemia y la muerte de su padre, Camino retoma los estudios de los últimos años del máster.  Y no se para. «Le cuesta cien veces más redactar una línea  de texto que al resto, le lleva más tiempo», pero no se frena. «Los jóvenes deberían ser ellos mismos y ser críticos. No dejarse influir por las opiniones de los demás», escribe en la pantalla. 

Letra a letra, frase a frase, escribe en el ordenador que en un futuro se ve como comisaría de exposiciones en algún museo.

Horas y horas delante del ordenador para redactar estudios, informes y buscar información en internet para avanzar en sus estudios no le impiden dedicar tiempo a ver series de televisión y películas. «También me gusta salir con amigos». En su casa la visita habitualmente María, que también está en silla de ruedas, y las dos se pasan las horas charlando y viendo series en el ordenador.

«Tiene mucha fuerza de voluntad. No se lo pone nada por delante, pero con sus limitaciones física todo es más complicado».

Ve su futuro con optimismo. Sabe que no lo va a tener fácil, pero dentro de unos años se ve como investigadora de Historia del Arte o restauradora a través de imágenes en 3D.